martes, 9 de agosto de 2016



UNA AMISTAD QUE EMPEZÓ A COCES



{Wyoming, U.S.A., 1993}






                         WISTER Y SAFI COMENZANDO SU AMISTAD



ALGUNAS AMISTADES COMIENZAN MAL, PERO NO TARDAN EN enderezarse. Así ocurrió con Safi, una perra de razas cruzadas, y su amigo Wister, un joven burrito con fama de mordedor, realmente poco tentador para incitarlo a jugar.


La primera vez que los dos animales se vieron, en un lejano rancho de Wyoming, Wister pastaba en un prado y Safi iba de paseo con su humana, Barbara Smuts. La perra se acercó al desconocido burrito para curiosear. Pero, en cuanto notó su presencia, Wister corrió hacia ella agresivo, dio media vuelta y se puso a cocear. Safi dio unos saltos para esquivar las coces y a continuación se sentó de cuclillas para indicar sus deseos de jugar. El mal carácter de Wister volvió a manifestarse y de nuevo puso en juego sus aguzadas patas. Tres pares de coces bastaron para que Safi captara el mensaje y se alejara.






Pero a Barbara, bióloga especializada en el estudio de la conducta animal, le intrigó la fascinación de su perra por aquella especie tan distinta. Y un día en que Wister estaba en el corral, dio otra oportunidad a Safi de entablar amistad con el burrito.


En esta ocasión, Safi corrió alrededor de la valla y Wister hizo lo propio. Estuvieron corriendo en paralelo; la perra ladraba a veces juguetona y el burro respondía a veces con un rebuzno. Safi, como para comprobar los límites, no tardó en cruzar la barrera introduciéndose por debajo y cruzando el corral como una flecha de un extremo a otro cuando veía que el asno la miraba fijamente.






Después, un día que había nevado, Safi cobró mayor confianza y comenzó a meterse con más frecuencia en el recinto de Wister. “Comprobó que podía maniobrar en la nieve mucho mejor que el burrito”, recuerda Barbara.


Finalmente, la pareja empezó a jugar fuera del corral en locas carreras, mordisqueándose. Comenzaron a beber juntos y a dormir juntos, y cuando Barbara y Safi iban de paseo, Wister se unía a ellos. Y cuando a diario sacaban a Wister a pastar, éste acudía a buscar a su amiga. “A las cinco y media de la mañana estaba rebuznando delante de la puerta de la casa donde dormíamos Safi y yo ---comenta Barbara---. Era como un despertador. Yo dejaba salir a Safi para que jugaran y volvía a meterme en la cama.”







Al cabo de cuatro meses concluyó el período sabático de Barbara y tuvo que marcharse de Wyoming, con lo que Safi tuvo que despedirse de su amigo. “Volvimos a nuestra vida habitual y Safi se adaptó pronto a jugar con otros amigos caninos”, dice Barbara. Wister, mientras tanto, sin amigos con quien jugar, acusó seriamente la pérdida. Dejó de comer, perdió peso y permanecía en el corral cabizbajo sin interesarse por nada. “Una prueba de lo emocional que había sido la relación burro-perra”, afirma Barbara.


Preocupados por la felicidad y la salud de Wister, sus amigos humanos le consiguieron una burra que le hiciera compañía. Es un modo muy eficaz de atraer la atención de un mamífero adolescente, añade bárbara. “¡No es de extrañar que enseguida se animase!”.







ASNO

REINO: Animal
FILUM: Vertebrados
ORDEN: Perisodáctilos
FAMILIA: Équidos
GÉNERO: Equus
ESPECIE: Equus asinus



PERROS DE RAZAS CRUZADAS

Según la opinión de no pocos veterinarios, los perros de razas cruzadas suelen vivir más y son más sanos que los de pura raza.











FUENTE: “AMIGOS INESPERADOS” (HISTORIAS SORPRENDENTES DEL REINO ANIMAL)
AUTORA: Jennifer S. Holland es escritora de National Geographic especializada en ciencia e historia natural. Vive en Silver Spring, Maryland, con su marido, dos perros, docenas de serpientes y unos cuantos lagartos. Para su desesperación, ninguno de ellos ha cruzado la frontera entre especies para ser amigos.

© Jennifer S. Holland, 2011
© de esta edición, Grup Editorial 62, S.L.U., 2014
Salsa Books, Barcelona
Primera edición: abril de 2014


























lunes, 1 de agosto de 2016



UNA CLASE SOBRE LA DISCIPLINA.-







Si adoptas, salvas una vida; si castras: SALVAS MILES



Premio y castigo se utilizan por igual en la educación del perro. El alimento y el contacto físico son las recompensas más eficaces, mientras que el aislamiento y las palabras desabridas son castigos extremos. A veces, hasta se emplea el castigo físico. No es recomendable utilizar el castigo físico, ya que con tal actitud obtendremos un perro miedoso, cuyo comportamiento es imprevisible y muy peligroso. Un perro educado con recompensas positivas, disfruta casi invariablemente de una vida más segura y más sana.







La comida es una recompensa poderosa, tanto que algunos perros olvidarán el entrenamiento sólo por conseguirla. En estas circunstancias, se deberían utilizar las caricias para recompensar al animal. Caricias diferentes significan cosas diferentes. Una simple palmada o golpecito es todo lo que necesita un perro como recompensa por un buen trabajo. Las palabras de alabanza también son útiles, pero no tanto como la comida o las caricias. Utilizar recompensas (adiestramiento positivo) es una forma mucho mejor de educar a un perro (se obtienen resultados espectaculares) que mediante el uso de disciplinas punitivas, no recomendables y en desuso.









Sin embargo, cuando los perros desarrollan problemas de conducta como cazar ovejas, sólo puede alterarse mediante una persuasión que sea más fuerte que la emoción que el perro obtiene al practicar la caza, aunque es difícil dejar de hacer lo que la naturaleza ha previsto que hagas. Las emociones son tan intensas y las recompensas tan magníficas que sólo una intervención drástica frenaría la caza de ovejas.  Esta es una de las pocas ocasiones en las que, hay que consultar con un etólogo profesional.






Los pastores saben que el aprendizaje temprano es el mejor método de prevención, por lo que a veces ponen a los cachorros de perros pastores en un redil con una oveja y sus corderos. Nada impresiona tanto como una madre protegiendo a sus hijos, y un cachorro aprende pronto a no morder nunca a las ovejas, ni siquiera jugando, y a dejarlas a todas en paz. 






Cuando los perros están cerca del rebaño deben llevar siempre la correa puesta. Si un perro ha cazado ovejas en el pasado, sólo queda la posibilidad de pedir ayuda a un etólogo profesional, como ayuda para eliminar este pasatiempo letal.










FUENTE: “LAS 101 PREGUNTAS QUE SU PERRO LE HARÍA, SI PUDIERA HABLAR

AUTOR: BRUCE FOGLE, es doctor en Veterinaria y miembro del Royal College of Veterinary Surgeons del Reino Unido. Además de ejercer su profesión, es conferenciante sobre conducta animal en facultades de Veterinaria de todo el mundo. Es autor de varios libros sobre el problema de conducta de animales domésticos, entre ellos The Dog’s Mind (En la Mente de un Perro) y The Cat’s Mind (En la Mente de un Gato).

© Dr. Bruce Fogle, 1993
© EDICIONES TEMAS DE HOY, S.A. (T.H.), 1994, Madrid