martes, 18 de octubre de 2016




AGRESIVIDAD EN LAS MASCOTAS.







Una convivencia complicada por problemas de agresividad puede derivar en estrés familiar, abandonos o sacrificio del animal. Conoce el problema para ponerle remedio antes de que sea demasiado tarde.







La agresividad en una mascota puede tener un componente genético (inherente al propio animal), pero en mayor medida suele tener un componente educativo, por una inapropiada socialización y sociabilización del animal durante su desarrollo. Aunque estos dos términos se parecen mucho, poseen matices diferentes:

SOCIALIZACIÓN: Periodo de la juventud en el que el animal interioriza las modalidades de relación entre los miembros del grupo. El cachorro o gatito aprende los comportamientos que permiten la vida social (autocontrol, formas de comunicación, relacionarse con otras especies e individuos). En el perro este periodo comprende hasta las doce semanas de vida, y en el gato hasta las 8 semanas.






Un cachorro de gato o de perro, si es tratado con cariño y respeto, será un adulto afectuoso y amable, sin violencias. Si por el contrario son maltratados, serán unos inadaptados:  lo mismo que un cachorro humano.


SOCIABILIZACIÓN:  Este término hace referencia a las relaciones de carácter armonioso y la búsqueda activa de contacto. Aunque el periodo estricto de socialización parece limitarse a unas determinadas semanas de vida, la sociabilización puede aprenderse y reforzarse durante toda la vida de la mascota.





Este gato te avisa que tiene mucho miedo, y está dispuesto para atacar. Si tienes enfrente a un gato con este lenguaje corporal, te aconsejo que lo dejes tranquilo y que vayas a otro lugar. Deja que se tranquilice.



Una conducta agresiva de un perro o un gato surge como respuesta a una situación que le transmite inseguridad o conflicto con otro individuo (otro animal o persona), y es a través de ella como logra controlar esa realidad. Esta situación que se le presenta al animal no tiene por qué ser en todos los casos una verdadera amenaza, pero él la percibe como tal y reacciona en consecuencia.





Si estás embarazada y tienes mascota, infórmate antes de abandonar a tu animal y huye de los pseudo-veterinarios, que los hay.





Muchas de las conductas agresivas de las mascotas se ven reforzadas por el comportamiento de los propietarios, lo que agrava el problema con el paso del tiempo. Reconoce los signos del problema y pide asesoramiento a los profesionales.





¿QUÉ ES UN COMPORTAMIENTO AGRESIVO?


Los animales tienen varios mecanismos para mostrar su estado de desagrado. Normalmente, suelen “dar pistas” de forma progresiva de que algo no les está sentando bien antes del mordisco o arañazo:


1. Posturas típicas que indican la irritación o incomodidad por parte del animal.


2. Gruñidos o sonidos característicos.


3. Ladridos o maullidos.


4. Mordiscos o arañazos.






Es importante conocer y saber interpretar las posturas y señales amenazantes para prever el comportamiento del animal y poder anticiparse al ataque. Si detectas algún problema de convivencia de este tipo con tu mascota, ponte en contacto con nuestros especialistas para reorientar su educación.


SITUACIONES CONFLICTIVAS

Estos son algunos ejemplos de situaciones conflictivas en la vida cotidiana que pueden desencadenar una conducta agresiva de la mascota hacia las personas, en el caso de no estar correctamente socializadas:

* Quitarle la comida u otros objetos de la boca.

* Intentar desplazarle del lugar donde descansa.


* Acariciarle. Muy típico en los gatos, cuando ellos consideran que se les ha acariciado en exceso.


* Manipulación: cepillado, baño, curar una herida… Situación que se puede dar también en las consultas veterinarias.


* Colocarle el bozal o correa.

* Impedirle entrar u obligarle a entrar en un lugar determinado.



Si la mascota ha aprendido correctamente cómo relacionarse con las personas, estas situaciones no tienen por qué suponer un riesgo.






TIPOS DE AGRESIVIDAD

* DOMINANCIA: se da principalmente en los perros. Su especie tiene una organización jerárquica, donde un individuo dominante enseña al resto de la manada a través de conductas que podemos considerar agresivas lo que se debe o no hacer. Si dentro de la familia adopta el papel dominante, pueden surgir problemas de este tipo.


* MIEDO: aparece cuando un animal se encuentra amenazado o acorralado (sin poder huir), y responde como último recurso de forma agresiva.


* POSESIÓN O TERRITORIAL: surge en el animal por el impulso de proteger un determinado recurso, ya sea un espacio, un objeto (juguete, cama, etc.), comida…


* JUEGO: cuando un juego se descontrola, sobre todo con animales jóvenes e inexpertos, el animal se excita demasiado y puede legar a lesionar a otros individuos. Recomendamos no jugar con las manos y no prolongar los juegos bruscos con la mascota.


* MATERNAL (O INCLUSO PATERNA): los progenitores protegen a sus crías cuando se sienten amenazados.






* PREDATORIA: es una agresividad dirigida hacia un animal que pueden considerar presa: perro a conejo y a gato, o gato a pájaro, también gato a conejo. Situación que hay que tener en cuenta cuando cohabitan varias especies de animales en un mismo territorio.


* CAUSAS ORGÁNICAS: problemas físicos como enfermedades endocrinas, infecciones bacterianas o víricas (rabia), procesos dolorosos, tumores, etc. Ante un caso de agresividad, el veterinario previamente valorará cualquiera de estas posibilidades.






Un tipo de agresividad típica de los felinos caseros es la inducida por las caricias. Algunos gatos muerden o arañan a sus dueños cuando están siendo acariciados, y esto es debido a que dichos gatos caseros tienen un umbral de aceptación de caricias. Cuando se sienten agobiados por un exceso de ellas pueden responder de forma agresiva.

Es preferible limitar las caricias a periodos breves y de baja intensidad. Deja que sea el gato el que decida el grado de contacto que desea mantener contigo. No le fuerces nunca.







RAZAS “PELIGROSAS”

Debes saber que la sociedad clasifica a ciertas razas de perros como peligrosas porque sus características físicas (tamaño, fuerza, potencia muscular, mordisco…) entrañan un peligro mayor para las personas ante un hipotético ataque. Esto no implica necesariamente que estas razas de perros sean más agresivas que otras porque, como ya sabes, las conductas agresivas en la mayoría de los casos dependen de la pobre educación o entrenamiento que ha recibido la mascota.






Hagamos una pequeña prueba: pregunta al veterinario cuántas veces ha corrido riesgo de mordisco en la consulta, y qué tipo de perros (talla pequeña, talla mediana o talla grande) han sido los responsables de estas situaciones. Quizá te sorprenda la respuesta.









FUENTE: Revista CLIP, 
CENTRO CLÍNICO VETERINARIO INDAUTXU
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