EL SUBMARINISTA Y LA MANTA RAYA.-


(Florida, EE.UU., 2.009)



Sean Payne acumula miles de horas de submarinismo, con la suerte de haber visto de cerca a incontables animales, desde minúsculas gambas de arrecife hasta colosales tiburones ballena. Pero, cuando este "rastafari" capitán de barco habla del encuentro con una manta raya, es como si estuviera evocando su primer amor.

Andrea Marshall, "la Reina de los mares", jugando con una manta raya.


No buscaba rayas. Sean colaboraba con fotógrafos submarinistas en un proyecto sobre el mero gigante, un pez que llega a pesar 360 kilos y que comparte con la raya el hábitat de la costa de Florida. Estaba sumergido al anochecer en un pecio hundido a 27 metros, que era un punto de reunión de peces gigantes, sacudiendo unas sonajas que se emplean para llamar la atención de otros submarinistas. "De pronto vi una pequeña raya negra que se dirigía hacia mí", recuerda. (El tamaño es relativo, por supuesto. Las manta raya sobrepasan los 7 metros de ancho y pesan unos 1.350 kilos). Las rayas suelen sentir curiosidad por los submarinistas, pero generalmente se alejan rápidamente para tumbarse en el fondo arenoso lejos de su alcance. Esta, una adolescente, al parecer quería un masaje de manos humanas.

"Pasó por debajo de mí; en realidad tuve que empujarla yo para que ella no me empujase hacia arriba [explica Sean]. Su piel era al tacto como un terciopelo tenso sobre costillas y músculos, una textura increíble."  La raya bailó literalmente con el submarinista arrastrándole a una especie de extraño tango circular con el cuerpo arrimado a sus manos. Mientras él la acariciaba, los extremos de sus alas temblaban como las patas de un perro cuando se le rasca el vientre. "Era tal mi entusiasmo con aquel encuentro que era incapaz de sustraerme [dice Sean]. Generalmente, a las rayas hay que perseguirlas para poder verlas de cerca. Esta se acercaba a mí por propia iniciativa; enfilaba en dirección hacia mí y quería que la tocase. Era como si estuviera acariciando y mirando a los ojos a mi pastor alemán. Sentí un auténtico vínculo entre los dos. Fue asombroso."

                            Manta raya acosada por Snorkelers


Tras unos minutos de vínculo hombre-animal, Sean recibió la señal de volver a su trabajo y, entente, se alejó. La joven raya [que se mantenía distante de los otros submarinistas] lo seguía no muy lejos, y cuando Sean se disponía a salir a la superfície (a diferencia de su amiga la raya, él necesitaba aire), el pez se situó debajo de él como para asegurarle en su ascenso.

"Mi tarea consistía en mantener para los fotógrafos luces bajo el agua dirigidas hacia los meros gigantes mientras desovaban, pero lo olvidé por completo por culpa de la raya [asegura Sean]. Pero mereció la pena la experiencia." Al joven animal le dio el nombre de Marina, "mi otra niña".

La cariñosa actitud de Sean hacia la raya habría sorprendido a los viajeros por mar de antaño. En otros tiempos, a veces las mantas rayas, por sus puntiagudas aletas, se asociaban al diablo, y los marineros contaban historias de una manta que saltaba fuera del agua y hacía zozobrar las embarcaciones. Aunque la realidad es que son seres pacíficos, es comprensible el origen de tales leyendas. Con su fuerza y su gracia, las mantas salen a veces del agua y emprenden un corto vuelo para caer enseguida en una zambullida impresionante. Hoy en día, para nosotros es un espectáculo precioso, tal vez juguetón. Pero hace quinientos años, desde el puente de un galeón de madera de dudosa solidez, a nadie se le pasaba por la cabeza entablar amistad con uno de aquellos seres alados "con cuernos".

      
                                         Manta raya bebé





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SER HUMANO:

REINO: Animal
FILUM: Vertebrados
CLASE: Mamíferos
ORDEN: Primates
FAMILIA: Homínidos
GÉNERO: Homo
ESPECIE: Homo sapiens



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MANTA RAYA:

REINO: Animal
FILUM: Vertebrados
CLASE: Condictrios
ORDEN: Miliobátidos
GÉNERO: Manta
ESPECIE: Manta birostris




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FUENTE: "AMIGOS INESPERADOS" (Historias sorprendentes del Reino Animal) Bestseller de The New York Times

AUTORA: Jennifer S. Holland es escritora de National Geographic especializada en ciencia e historia natural. Vive en Silver Spring, Maryland, con su marido, dos perros, docenas de serpientes y unos cuantos lagartos. Para su desesperación, ninguno de ellos ha cruzado la frontera entre especies para ser amigos.

Amigos inesperados nos ofrece 47 historias reales e inspiradoras de animales que, sin tener nada en común, establecen lazos de amistad de formas completamente imprevisibles.

En sus múltiples viajes por el mundo, la periodista de National Geographic, Jennifer Holland ha recopilado historias increíbles sobre amistad entre especies que suelen establecer relaciones de depredador y víctima, en vez de amigos del alma: un gato y una iguana, una gorila y un gatito… entre otras sorprendentes combinaciones.

De lugares tan dispares como Sudáfrica, Alemania, India, Japón o el Círculo Polar Ártico, la autora narra con todo detalle cada una de las historias de amistad de los protagonistas y nos aporta interesantes explicaciones sobre el comportamiento animal que dejarán asombrados a los lectores de todas las edades.

Con fotografías a color, este libro es un tesoro para cualquier amante de los animales.

"Amigos inesperados" es un libro maravilloso. Cuando abrimos los ojos y nuestro corazón a los seres con los que compartimos el planeta, descubrimos como la compasión y la empatía pueden atravesar las fronteras entre especies".   Marc Bekoff, etólogo y defensor de los derechos de los animales, autor de Justicia animal.


© Jennifer S. Holland, 2011
© de esta edición, Grup Editorial 62 S.L.U., 2014
Salsa Books, Barcelona