lunes, 1 de agosto de 2016



UNA CLASE SOBRE LA DISCIPLINA.-







Si adoptas, salvas una vida; si castras: SALVAS MILES



Premio y castigo se utilizan por igual en la educación del perro. El alimento y el contacto físico son las recompensas más eficaces, mientras que el aislamiento y las palabras desabridas son castigos extremos. A veces, hasta se emplea el castigo físico. No es recomendable utilizar el castigo físico, ya que con tal actitud obtendremos un perro miedoso, cuyo comportamiento es imprevisible y muy peligroso. Un perro educado con recompensas positivas, disfruta casi invariablemente de una vida más segura y más sana.







La comida es una recompensa poderosa, tanto que algunos perros olvidarán el entrenamiento sólo por conseguirla. En estas circunstancias, se deberían utilizar las caricias para recompensar al animal. Caricias diferentes significan cosas diferentes. Una simple palmada o golpecito es todo lo que necesita un perro como recompensa por un buen trabajo. Las palabras de alabanza también son útiles, pero no tanto como la comida o las caricias. Utilizar recompensas (adiestramiento positivo) es una forma mucho mejor de educar a un perro (se obtienen resultados espectaculares) que mediante el uso de disciplinas punitivas, no recomendables y en desuso.









Sin embargo, cuando los perros desarrollan problemas de conducta como cazar ovejas, sólo puede alterarse mediante una persuasión que sea más fuerte que la emoción que el perro obtiene al practicar la caza, aunque es difícil dejar de hacer lo que la naturaleza ha previsto que hagas. Las emociones son tan intensas y las recompensas tan magníficas que sólo una intervención drástica frenaría la caza de ovejas.  Esta es una de las pocas ocasiones en las que, hay que consultar con un etólogo profesional.






Los pastores saben que el aprendizaje temprano es el mejor método de prevención, por lo que a veces ponen a los cachorros de perros pastores en un redil con una oveja y sus corderos. Nada impresiona tanto como una madre protegiendo a sus hijos, y un cachorro aprende pronto a no morder nunca a las ovejas, ni siquiera jugando, y a dejarlas a todas en paz. 






Cuando los perros están cerca del rebaño deben llevar siempre la correa puesta. Si un perro ha cazado ovejas en el pasado, sólo queda la posibilidad de pedir ayuda a un etólogo profesional, como ayuda para eliminar este pasatiempo letal.










FUENTE: “LAS 101 PREGUNTAS QUE SU PERRO LE HARÍA, SI PUDIERA HABLAR

AUTOR: BRUCE FOGLE, es doctor en Veterinaria y miembro del Royal College of Veterinary Surgeons del Reino Unido. Además de ejercer su profesión, es conferenciante sobre conducta animal en facultades de Veterinaria de todo el mundo. Es autor de varios libros sobre el problema de conducta de animales domésticos, entre ellos The Dog’s Mind (En la Mente de un Perro) y The Cat’s Mind (En la Mente de un Gato).

© Dr. Bruce Fogle, 1993
© EDICIONES TEMAS DE HOY, S.A. (T.H.), 1994, Madrid







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