sábado, 28 de marzo de 2015




EL MAULLIDO, UN INVENTO MUY FELINO.


SANTIAGO GARCÍA CARABALLO
Veterinario







Para asombro de muchos. el maullido propiamente dicho no forma parte de la comunicación natural entre los gatos. Para decirlo de otra manera, los gatos no maúllan entre ellos, sino que utilizan otros sonidos. Así pues, los gatos solo maúllan con las personas, por lo que es un "invento" de la domesticación que, salvo en contadísimas ocasiones, sólo utilizan los gatos para comunicarse con nosotros.


El maullido no es la única forma en que nos "hablan", sino que los gatos nos pueden ronronear, bufar, gruñir e incluso lanzarnos llamadas sexuales, pero todo esto forma parte de su vocabulario interespecífico que, por muchas circunstancias, emplean con las personas. Pero para saber qué es exactamente el maullido y porqué nos lo dedican con tanta generosidad, conviene aclarar 
antes algunos conceptos.






S.O.S. INFANTILES


A base de palabras, el ser humano puede insultar, adular, amenazar, seducir… En los animales, carentes de vocabulario, el tono o la frecuencia del sonido ya avisa de las intenciones del que lo emite. Un tono grave, ronco (el gruñido de un perro, por ejemplo) resulta amenazador, mientras que un tono agudo "pide" protección. El llanto de los bebés y las llamadas de los cachorros responden al mismo patrón: el del desvalido que necesita ayuda.


Como curiosidad semejante a la "musicología", hay que destacar que el maullido tiene una frecuencia alta, infantil por lo que hemos visto de 700 a 800 Herzios (Hz). ¿A qué otro sonido felino, dentro de los 12 ó 13 categorizados, se parece más?




Gatos abandonados. Casi todos los abandonos se dan por desconocimiento de las costumbres del animal en cuestión.


Pues no precisamente a los bufidos ni a los gruñidos (de una frecuencia baja, entre los 100 y los 250 (Hz), sino a una llamada que los cachorros intercambian con sus madres, el conocido como "trino", o "chirrido", de entre 250 y 800 Hz.


Estos sonidos son voces cortas, de 0,4 a o,7 segundos (los maullidos más cortos duran como poco 0,6 segundos, aunque lo normal es que se prolonguen entre 3 y 6), emitidas por los gatitos menores de 4 semanas para llamar a la madre en cualquier situación de alarma: cuando se quedan solos, cuando tienen frío o cuando tienen hambre.








La llamada por "frío" es la más aguda, aunque se va igualando con las otras cuando sobre las 4 semanas de vida va siendo capaz de termorregularse. Por el contrario, la llamada de "encierro" es la más grave (en cuanto a su tono), mientras que la de "soledad" es la más larga. Por supuesto la madre distingue perfectamente cada una de ellas y responde a sus cachorros con una tonalidad similar.


Llegados a este punto, podemos ir viendo ya cierta correlación entre los sonidos infantiles y el maullido, aunque tienen sus diferencias. El ronroneo es igual en todas épocas de la vida del gato, tanto adulto como cachorro, no se modifica. Pero el maullido como tal solo existe en los cachorros. Así como desaparece la llamada infantil cuando, sobre el mes de edad, dejan de depender de la madre, el maullido aparecerá poco después, a partir de los 3 meses. Podemos decir entonces, que es la evolución y la utilización de un sonido infantil.






INFANTILIZADOS, PERO MUY LISTOS


Así pues, ¿los gatos adultos siguen siendo cachorros? Pues hasta cierto punto, sí. Es el fenómeno de la neotenización o, lo que es igual, la persistencia de los rasgos físicos y conductas infantiles, aspecto que va ligado a la domesticación, lo que permite manejar a animales (vacas, caballos, ovejas, perros, etc.) que de otra forma serían ingobernables.


Al convertir a los gatos salvajes en pacíficas mascotas se ha conservado, entre otras conductas infantiles, una versión corregida y mejorada de aquellas llamadas infantiles de socorro: el maullido.






Pero, ¿qué quieren los gatos cuando maúllan? Nos maúllan a nosotros y no a otros gatos porque quieren que les hagamos caso y conseguir cosas. Pretenden captar nuestra atención y, una vez captada, obtener comida, o juego, o caricias, o que les abramos la puerta, y son tan listos que aprenden rápidamente maullidos especiales para cada cosa. Por nuestra parte, al convivir con un gato aprendemos en seguida, como todo dueño de gatos sabe, qué quieren exactamente con cada maullido.


Asimismo, una vez que aprenden no hay forma de callarles: los gatos pueden estar maullando a un ritmo de dos maullidos por minuto durante dos horas o más… Así, ¿quién se va a negar a lo que pidan?


Es asombroso, pero los gatos han conseguido de casualidad, y sin ser el suyo, conectar con nuestro medio de comunicación favorito (el verbal) y, literalmente, adiestrarnos para que les hagamos caso. ¡Genial!, para que luego digan que van a su aire.








REVISTA: EL GATO en casa, Nº 32, Junio de 2013,

cortesía de ROYAL CANIN (edición gratuita)



viernes, 13 de marzo de 2015



COPROFAGIA CANINA.









Hay algunos perros que cuando salen al parque se comportan de forma repulsiva, hablando desde el punto de vista de los humanos: se empeñan en comer basuras, sus propias heces o incluso las que se encuentran por el camino. ¿A qué se debe?


Empecemos por el principio, este comportamiento que tienen nuestros animales cuando se comen las heces se conoce como coprofagia.








En la naturaleza hay especies que practican esta conducta habitualmente, como en el caso de los conejos, que realizan la digestión en dos veces para asimilar todos los nutrientes y por lo tanto es necesaria para su alimentación.


Zorros, lobos y chacales lo practican en su vida silvestre. Pero en el caso de los perros es una conducta que se da solo bajo determinadas condiciones, pudiendo tratarse de ingestión de materia fecal propia o de otros animales. Es un hábito desagradable y motivo de consulta en la clínica veterinaria. Pero su relevancia va más allá: puede ser perjudicial para su salud porque pueden ingerir parásitos intestinales y microorganismos de otros animales.






Para nuestros perros no se trata de un acto grave ni desagradable. Recordemos que cuando nacen, sus madres les lamen el ano para facilitar la defecación y mantenerlos limpios.


Analicemos las posibles causas:


 1.- Llamar la atención de sus propietarios a cualquier coste.


 2.- Curiosidad propia de los cachorros mientras exploran su entorno.


 3.- Problemas digestivos en perros que no absorben bien los nutrientes
     (periodos de diarreas o heces blandas en cachorros y animales jóvenes).


 4.- Aburrimiento en el caso de animales que pasan muchas horas solos.


 5.- Animales que sufren estrés y ansiedad.


 6.- Perros preocupados por la limpieza de su hábitat o que temen la reacción
     de sus humanos.


 7.- Instinto maternal y de protección contra posibles depredadores.


 8.- Observación e imitación del propietario, quien recoge siempre sus heces
     y se deshace de ellas.


 9.- Problemas nutricionales de asimilación de nutrientes con deficiencias 
     vitamínicas y minerales o incluso falta de alimento.


10.- Patologías en perros adultos (como insuficiencia pancreática exocrina).








Cualquier duda que nos surja sobre comportamientos anómalos que aparezcan en las mascotas debemos comentarlas con el veterinario, ya que lo que inicialmente parece un capricho o despiste del animal puede tener consecuencias más graves si no se toman medidas de forma prematura.






                                          ¿Y ahora qué hacemos?



El tratamiento de la coprofagia se realiza en cuatro direcciones:


Médico
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El veterinario realizará numerosas pruebas para descartar cualquier causa orgánica que pueda ocasionar este comportamiento, y en caso de descubrir alguna enfermedad (diarrea, síndrome de malabsorción, pancreatitis, insuficiencia pancreática, etc.) determinará el tratamiento.






Nutricional
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Si se trata de un problema de asimilación de nutrientes lo ideal es cambiar la dieta. Si el veterinario detecta déficit vitamínico le recomendará complementos o una dieta específica.









Comportamental
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Si el veterinario no ha encontrado ninguna justificación médica hay que buscar la causa en el estrés o aburrimiento del perro, de modo que tendremos que cambiar los hábitos de paseo, dedicarle más tiempo y educarlo mediante el refuerzo positivo. El profesional te enseñará cómo hacerlo.







En el caso de los cachorros muchas veces desaparece este comportamiento con el tiempo, al crecer, en otros ignorar su conducta, también funciona.



Ambiental
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Para evitar el acceso a sus propias heces debemos recogerlas y mantener su hábitat limpio. Se pueden añadir aditivos desagradables sobre las heces para provocar aversión al sabor de las mismas.







Por otro lado habrá que enriquecer su ambiente si no estamos todo el tiempo con ellos. Por ejemplo, podemos dejarles juguetes interactivos que los mantengan entretenidos. Conviene proporcionarles estímulos mentales y ejercicio físico.





Casi todos los abandonos de perros (y gatos) se dan por desconocimiento total del comportamiento de los animales y por tener una idea totalmente errónea de su modus vivendi.





BIANCA, quiere ser adoptada (con responsabilidad). Contactar con:
sosperrerabadajoz@gmail.com













FUENTE: REVISTA Nº 20/2014 - 2015 - Invierno, de la Clínica Veterinaria
INDAUTXU; Alameda San Mamés, 38 Bajo; 48010 BILBAO
Tel. y Urgencias 944 445 444
vetindautxu@vetindautxu.com
www.vetindautxu.com


Realización: Grupo Asís Biomedia, Zaragoza, España
















lunes, 9 de marzo de 2015




¿CÓMO DUERMEN LOS ANIMALES?








La acción de dormir viene definida por la aparición periódica de fases de reposo durante las cuales se adopta un tipo específico de postura, y en las que la receptividad ante estímulos conscientes se ve mermada, aunque (a diferencia de los estados de coma o hibernación) no hasta el punto de que el sujeto siga durmiendo si los estímulos externos son suficientemente poderosos. A estos períodos de reposo corresponde un tipo específico de EEG.


Más concretamente, podemos añadir que sólo duermen los animales de sangre caliente, es decir, las aves y los mamíferos. Otros animales [insectos, anfibios, reptiles] gozan a diario de fases de reposo durante las cuales la actividad y la sensibilidad sufren una disminución. Pero, hoy por hoy, parece dudoso que estos períodos de reposo estén relacionados con el sueño, es decir, que muestren un EEG específico de este estado. Algunos investigadores han creído toparse con un proceso semejante al sueño; se trataría de algo "parecido", ya que en sentido estricto el sueño se limita únicamente a los animales de sangre caliente.







Estos últimos, y sólo estos últimos, duermen. En la medida en que son diferentes, también es distinta la vida que llevan: activos durante el día, activos por la noche, o activos día y noche, constantemente amenazados por depredadores o ajenos a todo peligro; carnívoros o hervíboros; aclimatados a un biótopo determinado. Aunque cada uno ocupa un puesto diferente en la escala evolutiva, todos están hermanados por el sueño. Puede concluirse que este último satisface una función biológica vital; de lo contrario, la selección natural se habría encargado de eliminarlo allí donde supusiera una molestia inoportuna. E igualmente, puede deducirse que existe relación entre el sueño y la temperatura sanguínea.







Siendo ambas suposiciones razonables, las dos se encuentran con dificultades a la hora de explicar las distintas necesidades y tipos de sueño de cada especie. ¿Qué función es ésta que deja satisfecha a una especie con dos horas de sueño mientras que exige veinte a otras?


De hecho, la duración del sueño es muy diferente según las especies. A corzos y caballos les bastan dos o tres horas diarias, a asnos, elefantes, cabras, ovejas y vacas, tres o cuatro. Especialmente "dormilones" son el opossum (zarigüeya) con 18 horas, y algunos murciélagos, con casi veinte. Entre ambos extremos se encuentran los conejos (ocho o nueve horas), los chimpancés y los babuinos (nueve o diez), los ratones, las ratas, los hámsters (doce o catorce) y los gatos (catorce o quince). El hecho de el animal humano, con sus siete horas y media, precise, en comparación con otros animales, un  tiempo menor de sueño, parece contradecir la suposición de que la finalidad de éste sea el mantenimiento y la reparación del sistema nervioso central; en caso contrario sería de esperar que el más complicado de los sistemas nerviosos, el humano, necesitara el período más largo de recuperación.




Los elefantes duermen recostados; excepto las crías que lo hacen en el suelo.



Todo se vuelve aún más desconcertante si se piensa en el paso del sueño REM al No REM (en el caso de los animales se habla más bien de "sueño sincronizado" y "no sincronizado"). Todas las especies sometidas a estudio duermen en ciclos de diferente duración, ciclos que tienen su fase no sincrónica, esto es, su fase REM. Pero también la proporción de sueño REM ofrece importantes variaciones. Existen especies con muy poco sueño de este tipo: en los macacos constituye únicamente el 5,6% de todo el tiempo, en los babuinos el 7,2 y en los canguros el 8,7. En otras especies el sueño REM cobra gran importancia: así el sueño no sincronizado ocupa el 46% del reposo nocturno de los elefantes asiáticos, y un tercio del de los armadillos y opossums  acuáticos. La fase REM es también bastante larga en el caso del humano, ocupando del 20 al 25% de su tiempo de sueño, tanto como en los gatos. Con ello queda descartada la teoría [que parecería evidente si se considera al humano como único objeto de estudio] de que la fase REM, por ser tan rica en sueños, realiza una función predominantemente psíquica. Sería imposible justificar que la mente humana sea más semejante a la del gato que a la del chimpancé (con un 15% de sueño REM) o a la del gibón con un exiguo 8%).






Los investigadores Allison y Cicchetti, llegaron a la conclusión de que cuanto más corpulento es el animal, menos sueño necesita, y más breve es su sueño REM. Aunque también disminuye la cantidad de sueño a medida que aumenta el peligro, este incide principalmente en la disminución del sueño REM. Podría suceder que los grandes herbívoros, constantemente amenazados [los bólidos, caballos y, presumiblemente, también el resto de los rumiantes] duerman muy poco y, además, con un sueño REM escaso, mientes que el elefante, carente de enemigos, se permitiera una elevada cantidad de sueño REM pese a dormir poco tiempo. El sueño REM es especialmente arriesgado para animales amenazados, ya que en ellos se alcanza una mayor profundidad que en el humano, de manera que es difícil despertarles, como si se hallaran en el más profundo sueño No REM.




La osa ha parido a su cría estando dormida. El cachorro se alimenta de su madre dormida. Cuando ha llegado el fin del invierno, mamá osa y su cría salen al espacio exterior.


Un caso extremo de sueño breve es el de la jirafa. A lo largo de la noche, se tiende varias veces para dormir sólo durante unos minutos; en total, duerme una hora aproximadamente. Como herbívoro estepario no está exento de peligros; es una especie muy amenazada, ya que necesita más de 10 segundos para erguirse sobre sus largas patas. Si sufriera un ataque durante el sueño, sólo transcurridos esos 10 segundos podría iniciar la huida. Su singular anatomía hace muy inoportuno el sueño, que de resultas se ha acortado extraordinariamente. El hecho de que pese a todo duerma [aunque sea  tan brevemente] favorece la teoría de que el sueño satisface una función biológica de vital importancia, no limitada a un ahorro de energía mediante el reposo. Si no fuera así, la evolución hubiera suprimido la necesidad de sueño en estos animales.







En 1980 James M. Walker y Ralph J. Berger relacionaron el sueño con los otros grandes mecanismos de ahorro energético de los animales de sangre caliente. Uno de ellos es el "torpor" que suele aparecer durante el sueño cotidiano de muchos pequeños animales mamíferos y algunas aves, y en virtud  del cual la temperatura corporal desciende entre 5 y 20º; la tarea de despertar a estos animales entraña gran dificultad. El otro mecanismo es la hibernación: la temperatura corporal desciende hasta aproximarse a 0º, la respiración y el pulso se ralentizan extraordinariamente, la necesidad de energía es un quinceavo de la precisada en la vigilia y la "despertabilidad" se reduce radicalmente. Si hace tanto frío que la temperatura corporal amenaza con descender excesivamente, los animales salen de su letargo, generando así calor interno. En algunos casos, como por ejemplo en muchas variedades de insectos que se sumen en el llamado letargo invernal, no existe esta capacidad, de modo que las fuertes heladas provocan la congelación.







Así pues el sueño constituye el primer estadio, el más moderado, pero también el menos eficaz de los tres que integran el programa de ahorro energético; el más próximo a la vigilia, el más inocuo y el más extendido en la naturaleza.


Shakespeare, un gran insomne, se expresa afectuosamente acerca del sueño, al que uno de sus protagonistas elogia como "bálsamo del alma enferma que baña la herida del cansancio", nature's soft nurse, dulce enfermera de la naturaleza.






Fotografía propiedad de la Aldea del Burrito, en Aldeadávila de la Ribera.
Parque Natural de Arribes del Duero.








FUENTE: "DORMIR Y SOÑAR"

AUTOR: DIETER E. ZIMMER

Versión española de la obra original alemana: Wenn wir schlafen und
träumen, de Dieter Zimmer y publicada por Kösel-Verlag GmbH & Co.,
de Münich.

© 1985 Salvat Editores, S.A., Barcelona
© 1984 Kösel-Verlag GmbH & Co., Münich





lunes, 2 de marzo de 2015

          


UN GATO EN EL JARDÍN


SANTIAGO GARCÍA CARABALLO

Veterinario







La llegada de la tan esperada primavera supone la presencia de cambios en el entorno, por ejemplo, los insectos y las plantas. Pero, ¿hasta qué punto pueden afectarles a nuestros felinos domésticos la llegada de los "bichitos" o de la misma vegetación?


LOS INSECTOS

Tras los fríos días del invierno comienzan a aparecer por todos lados un surtido muy variado de insectos, a veces simpáticos, como las mariposas, a veces molestos, como las moscas o las hormigas, y otras veces peligrosos, como las avispas o las cucarachas… Sin olvidar las pulgas, muy frecuentes en gatos con acceso al exterior.







Tanto si vivimos en una casa de campo como en un apartamento, su presencia puede convertirse, literalmente, en una plaga. Para nuestros gatos pueden ser una nueva y potencial fuente de entretenimiento. Su instinto de cazadores se ve fuertemente estimulado por esos animalitos que les tientan volando delante de ellos, correteando por la casa y que consiguen sacar de lo más profundo de sus genes el deseo de atraparlos.





Mientras no se trate más que de moscas o de polillas, no hay que preocuparse: no habrá ningún problema para su salud. De hecho, hasta nos van a proporcionar un buen espectáculo con sus saltos y la persecución de que son objeto las desvalidas moscas en el cristal de las ventanas, todo ello acompañado de castañeteo de dientes, que es su grito de guerra.


Los más hábiles aprenderán a cazarlas con facilidad, y hasta se comerán estas nuevas presas, pero lo cierto es que ni las moscas ni las polillas les van a contagiar ninguna enfermedad.






Otra cosa muy diferente es el tema de las abejas y sobre todo de las avispas, ya que los gatos menos experimentados pueden sufrir picaduras al plantarles la pata encima. El efecto de la picadura es similar al producido en nosotros: una sensación de quemazón y una inflamación allá donde hayan clavado el aguijón. En esta época del año es frecuente la llegada a la consulta de gatos jóvenes a los que, de repente, han visto cojear y que tras explorarles se detecta la inflamación y el dolor en alguna de sus patas delanteras, en cuyo caso el diagnóstico suele ser fácil. Afortunadamente, no es grave y con la aplicación de un antiinflamatorio mejoran muy rápido. Además, así aprenden: hasta ahora no he visto ninguno que repita.






Pero hay un problema que sí puede ser mucho más grave y es el producido por nosotros mismos al intentar eliminar a estos insectos que comienzan a molestarnos: moscas que entran por las ventanas, hormigas que de repente nos invaden la cocina, cucarachas que asoman por cualquier rincón… Para esto hay múltiples productos insecticidas en el mercado. Lo malo es que al impregnar el suelo o el ambiente, muchos de ellos pueden resultar tóxicos para los gatos, con un aparato digestivo bastante delicado como para procesar a estos plaguicidas.







Si necesitamos fumigar los rincones de la cocina en casa, o bien aplicar algún aerosol, conviene que miremos su composición. Algunos en el envase avisan de su toxicidad (o su inocuidad) para los gatos. Los más recomendables son los hechos a base de permetrinas, pero siempre hay que tener cuidado para evitar el contacto directo con el animal, la comida o el agua.


En el caso de los aerosoles o pipetas antipulgas, hay que tener igual precaución; la mayoría de los productos especifica claramente si se pueden utilizar en gatos o no. Y los antipulgas para gatos son mortales para conejos o cobayas.






Lo más avanzado es el ahuyentador de insectos por ultrasonidos: no los mata, los ahuyenta, y los hay para palomas, ratas, pulgas, avispas… etc.




LAS PLANTAS


A los gatos les gusta "lo verde". Juguetean con las hojas de nuestras plantas favoritas o directamente las mastican. Esta afición les viene de la necesidad de purgarse, comiendo en la naturaleza hojas de hierba, con lo que ayudan a eliminar el pelo muerto que ingieren al atusarse constantemente.


Pero en un piso no suele haber hierba, con lo que utilizan aquello "verde" que tienen a su alcance. Lo malo es que muchas plantas de interior pueden ser irritantes y producir desde abundantes babeos a gastroenteritis de diversa gravedad: la lista sería larga, pero incluye plantas tan conocidas como los potos o la Dieffembachia, el tronco de Brasil o los helechos. Otras como los lirios, pueden llegar a ser mortales.





                                LIRIO ROSA (Mortal para los gatos)





Tenemos un par de alternativas: la primera, ponerles una de esas bandejas con semillas de gramíneas ya germinadas. Su uso es muy fácil, ya que se riegan un poquito y a los pocos días brota una hierba tierna que los gatos devoran con avidez. La otra opción es poner en casa alguna maceta de "cintas" (Chloris chloris), popular planta de hojas largas y verdes, ya que no solo les encanta, sino que carece de efectos secundarios.



No obstante, si necesitamos fumigarlas contra los pulgones o alguna otra plaga, no olvidemos tener mucha precaución con los efectos sobre los gatos. Una sugerencia que da muy buenos resultados contra las plagas en plantas, es lavarlas con agua jabonosa (jabón chimbo normal) y aclarar, dejar la planta tratada fuera del alcance de los gatos durante cuatro horas. Otra solución totalmente ecológica para terminar con las plagas en plantas son las "mariquitas", ya que colocadas sobre las plantas terminan con todos los pulgones. 




          
                                Mariquitas: el mejor insecticida.










FUENTE: REVISTA "EL GATO EN CASA", Nº 32, junio de 2013
Revista cortesía de Royal Canin.