sábado, 17 de junio de 2017



DOS EJERCICIOS PARA PRACTICAR CON TU PERR@.-



Ejercicio “quedarse solo”







Todos los perros tienen que aprender a estar solos, pues es casi imposible llevarles a todos los sitios con uno mismo. Pero es una crueldad tomar por costumbre dejar solo al perro más de 4 horas todos los días. Los perros son sociables por naturaleza, y dejarles incomunicados tanto tiempo les inquieta y puede producirles trastornos de comportamiento. Empieza con este ejercicio cuando tu perro ya sea aseado y tú no tengas que vigilarle continuamente.






Primer paso: Lleva al perro a una habitación y dale la orden de “quieto”. Aléjate y cierra la puerta. Permanece fuera unos 5 minutos. Si el perro empieza a arañar la puerta, dale un enérgico “basta”. No entres en la habitación en ningún caso, pues el pensaría que tú has vuelto porque él ha lloriqueado.

Si el perro sigue tranquilo, entra para alabarle y acariciarle.






Antes de adoptar, entérate de si eres alérgico o alguien de tu familia, para no abandonar después.



Pasos siguientes: Vete aumentando el tiempo en que el perro permanezca solo. Aléjate cada vez más de la habitación y, por fin, abandona la casa.

Se desaconseja tener un perro si no se le puede sacar a la calle un mínimo de 3 veces. El perro puede “aguantar” las ganas de hacer pis y caca, el que no aguantará será su cerebro, que se trastornará y el posterior comportamiento del animal será imprevisible, problemático y que te obligará a tomar decisiones nada agradables. SUGERENCIA: Consultar con un profesional veterinario o etólogo.







Ejercicio “ir con correa”

Ir sujeto a la correa es algo a lo que hay que acostumbrar al perro necesariamente, sobre todo si vives en una ciudad.


La correa tiene como finalidad proteger al perro. Con ella le retendremos y evitaremos que vaya a parar debajo de un coche o que desaparezca para siempre si, por ejemplo, se asusta ante un ruido desacostumbrado y trata de huir despavorido, o ve a un gato e intenta correr detrás de él.







Los perros propensos a escaparse tienen que ir sujetos a la correa cuando se va por el monte, incluso en aquellas situaciones en que se le podría dejar suelto. Cuando un perro olfatea algún olor en el bosque, no hay manera de retenerlo por muchos gritos que le demos.


Al mismo tiempo que educamos al cachorro a ser limpio podemos ir acostumbrándole a la correa, llevándole sujeto a ella hasta el lugar donde vaya a hacer sus necesidades fisiológicas. Por tanto, la correa no es sólo un medio de protección para el perro, sino también la prolongación del brazo de quien le lleva.







Acostumbrar al collar y la correa

A muchos perros no les gusta en absoluto llevar un collar alrededor del cuello.  Si observas que el tuyo tiene dificultades con él, quítaselo enseguida y evítale esa tortura. Vuelve a ponérselo en casa cuando ya se haya adaptado un poco a su nuevo ambiente. Si el cachorro no quiere saber nada del collar, prueba con este truco: Ponle el collar poco antes de darle la comida. El perro estará entretenido mientras come y no notará apenas que le moleste. Todo esto en tiempos cortos y todos los días, hasta que el perro se acostumbre. Puedes hacer algo parecido con la correa. Empieza a probar dentro de la casa, déjate llevar un poco por el perro háblale cariñosamente, alábale y acaríciale.







Manera correcta de llevar al perro con la correa


El término “correcto” significa en este caso que eres tú el que debe conducir al perro y no al revés. Toma el extremo de la correa con la mano derecha y coloca al perro a tu izquierda. No mantengas la correa tensa. Comienza a caminar y obliga al cachorro a que te siga (sin dar tirones) Alábale si lo hace bien. No pierdas la paciencia si el perro camina muy despacio al principio, y no tires de él para que vaya más deprisa. Si se lanza hacia adelante con demasiada alegría, bastará con un corto tirón (suave) de la correa para reprenderle. 








Tirar de la correa significa siempre “pasar recibo” por algo que el perro no ha hecho correctamente y que, de no corregírselo, se convertirá en un vicio. Vuelve a distender la correa después de la advertencia, sin violencias. Es mejor utilizar desde un principio un collar de entrenamiento, que asegure el cuello, pero que no se cierre al tirar y ahogue al perro. Realiza este ejercicio como si fuera un juego. 5 a 10 minutos varias veces al día será suficiente durante la primera semana. Dar un tirón con la correa a manera de correctivo es algo similar a como proceden las madres perras con sus crías, que las cogen por la nuca y las sacuden para reprenderlas (firme y suavemente a la vez).







Tampoco tiene sentido gritarle, ya que el perro tiene muy buen oído. Por otra parte pegarle con la mano, o lo que es peor, con un palo, no servirá más que para desconcertarle y hacer que sienta miedo de la mano. La (mala) educación violenta sólo empeora cualquier situación.

Lleva la correa corta cuando vayas con el perro por la ciudad. Es más cómodo para los dos.







Sugerencia. También es posible quitar la mala costumbre de tirar, a un perro adulto que no haya sido educado debidamente a ir con correa. Pero en este caso, el tirón de correa tiene que ser enérgico, sobre todo si se trata de un perro grande y vigoroso.


Para educar bien a un perro se necesita paciencia y cariño, pero también hay que ser consecuente y saber mucho sobre su manera de comportarse. Considera siempre a tu perro como un compañero al que tratas de enseñarle algunas cosas; pero acéptale como un ser con personalidad propia.






Diferencia entre el dolor de la calle y estar en un hogar donde le respetan y le quieren.










LA CALLE DUELE; LA INDIFERENCIA MATA; HAY MUCHA INDIFERENCIA.







FUENTE: “PERROS” Saber cuidarlos y comprenderlos. De la Colección: Tus amigos los animales. Aconsejable para l@s niñ@s que desean cuidar su propio perro (siempre con supervisión adulta, por supuesto)

AUTORA: MONIKA WEGLER

EDITORIAL EVEREST, S.A., MADRID, BARCELONA, SEVILLA...ETC.







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