sábado, 27 de abril de 2013

EL PERRO Y LOS NIÑOS.-

Josune Gabika

Casi todo perro, por naturaleza, es amigo de los niños. No obstante, se trata sólo de una tendencia prístina. Pero eso no significa gran cosa: hay  muchas diferencias, que llegan incluso hasta el extremo opuesto. Entre las numerosas razas existentes pueden encontrarse perros que son amigos incondicionales de los niños, pero también hay otros que frente a los niños se muestran retraídos, indiferentes o incluso evasivos. Y, por desgracia, también hay perros que, por malformaciones hereditarias provocadas por una mala educación (humana) o por una mala actitud hacia ellos se muestran perturbados y por lo tanto son imprevisibles, y a veces incluso peligrosos. Hasta un perro normal, si ha tenido repetidamente malas experiencias con niños, puede muy bien no gustar de la compañía de los retoños humanos. Así pues, los padres han de explicar oportunamente a sus niños cómo hay que tratar a un perro. Aquí están los datos más importantes:







* Los perros no pueden actuar y pensar como los humanos, como lamentablemente se cuenta tantas veces a los niños en historias y películas de TV -por ejemplo las de la fatídica serie de "Lassie" o más recientemente, el perro policía austríaco "Rex" ó 101 dálmatas- Por eso tampoco puede esperarse de un perro ningún "acto humano". Hay que aprender a tratarlo adecuadamente, tal como es correcto según su forma innata de vivir.

* Nunca hay que acercarse a la ligera a un perro desconocido y tocarlo. En lugar de eso, hay que esperar a que venga él por sí mismo moviendo el rabo. ¡Y nada de movimientos precipitados! Sólo cuando ha olfateado el dorso de la mano que se le ha ofrecido con toda precaución, y a continuación se muestra amistoso, es cuando se le puede acariciar con suavidad y a favor del pelo, nunca a contrapelo.

* También al propio perro -aunque sea muy bonachón- hay que tratarlo amistosa y respetuosamente. No es ningún juguete de peluche del que se pueda tirar impunemente de orejas y rabo, pues siente todo el dolor y se da cuenta exactamente de si le tratamos con cariño o de forma desalmada. Todo perro, sobre todo un cachorro, necesita también de paz y tranquilidad, y dormir mucho.

* Los perros no están sólo para procurarnos compañía y alegrías, sino que también hemos de cuidarlos, alimentarlos, proveer de lo necesario, llevarlos al veterinario cuando estén enfermos y ser responsables con ellos. En todo esto los niños deberían ayudar de vez en cuando. Si ya son algo mayorcitos, pueden encargarse de sacar a pasear al perro o también pueden alguna vez quedarse en casa solos con él, para hacerles de "niñera", además pueden ser útiles en el cuidado diario del pelo del animal. Estas pequeñas ayudas no sólo descargan un poco de trabajo a los padres, sino que también constituyen una manera ideal de fortalecer y profundizar la amistad entre el perro y el niño.

En cambio, a los niños en edad preescolar no se les debería  dejar nunca, y en  ningún caso, solos con un perro, sin vigilancia (aunque se trate sólo de un cachorro).

Y recuerden: No hay perros asesinos; hay dueños malos.



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