martes, 3 de febrero de 2015




¡RAYOS Y TRUENOS!






Todos los propietarios de mascotas saben que los truenos, fuegos artificiales u otros sonidos fuertes pueden estresar mucho a los animales hasta el punto de provocarles una gran ansiedad, e incluso la muerte por pánico.



Las fiestas del barrio, fin de año o cumpleaños pueden ser momentos muy divertidos, pero en cuanto aparecen los petardos o los fuegos artificiales se convierten en una verdadera tortura para algunas mascotas. Las tormentas con fuertes truenos les provocan el mismo sentimientos. En términos médicos se dice que tienen fobia a los ruidos intensos y pueden reaccionar de dos maneras opuestas: se esconden o bien se escapan corriendo. En este último caso existe el peligro añadido de que el temor motive que no oiga ni vea nada, por lo que es más probable que sufra un atropello o se pierda.






Perro gravemente herido: unos chicos le introdujeron el petardo en la boca y lo hicieron explotar.



Con el tiempo este problema se agrava, por lo que si queremos evitarnos muchos problemas y que la mascota viva tranquila es necesario ponerle remedio.






CAUSAS DEL TEMOR


Son varios los motivos que pueden haber ocasionado el temor del perro:


> Sensibilización deficiente. Los cachorros han de pasar por un período denominado sensibilización, en el que aprenden comportamientos que les serán muy útiles para enfrentarse a las vicisitudes de la vida de adulto. Si un cachorro no ha oído nunca un ruido fuerte, como puede ser el de un petardo, es normal que se asuste cuando alcance la edad adulta.


> Experiencia traumática. Un bocinazo antes de cruzar la calle, el ruido de un motor al arrancar… Todas estas situaciones pueden asustar al animal y hacer que asocie cualquier ruido fuerte con un sentimiento de terror.


> Error del propietario. La primera vez que un animal oye un petardo, se sobresalta y acude asustado a su humano. Si éste le acaricia y le consuela, es probable que que el animal asocie el temor con recompensa, y cada vez que se repita el ruido él actuará de la misma forma. Sin embargo, si la primera vez que esto suceda el propietario reacciona con calma, sin mostrar interés hacia el animal, (como si no pasara nada) lo más probable es que al cabo de un rato se le pase el temor.









Crueldad hacia los animales: unos indeseables introducen un petardo en la boca del perro y lo hacen explotar. Como siempre, los responsables miran hacia otro lado y los culpables no pagan su acción. Claro que, pasarán a torturar a personas… ¿Actuarán entonces los responsables de que se cumplan las leyes?



¿CÓMO SÉ QUE TIENE FOBIA?


El animal puede manifestar alguno de los siguientes síntomas:


* Temblores.

* Rechazo al alimento.

* Pérdida del control de los esfínteres.

* Ladrar y aullar en exceso.







Algunos de ellos también pueden indicar otras patologías, por lo que si persisten lo primero que hay que hacer es acudir al centro veterinario para que el profesional examine al animal y confirme el diagnóstico de fobia a los ruidos.


¿QUÉ PUEDO HACER?


Para conseguir que el animal pierda el temor se puede aplicar un método denominado desensibilización. Requiere MUCHA PACIENCIA Y FIRMEZA. Consiste en grabar los ruidos que asustan al animal (truenos, petardos, bocinas, sirenas de ambulancia, bomberos, policía, etc.) y reproducirlos a un volumen muy bajo, que no asuste al perro. Hay que ponerlo varias veces a diferentes intervalos de tiempo, hasta que el perro no muestre miedo. En días sucesivos aumentaremos el volumen; si el perro muestra temor lo volveremos a bajar. Este proceso se repite tantas veces como sea necesario hasta que el animal pierda por completo el miedo.







Es posible que el volumen que no lo asustaba un día provoque su temor al día siguiente. No hay que desanimarse, sino adaptarse siempre al comportamiento del perro; en ese caso se recupera el volumen del día anterior y se prosigue con el método.







LO QUE NUNCA HAY QUE HACER


Los perros que se esconden se sienten protegidos en su refugio. Ya sea detrás de la puerta o debajo de una silla, allí pueden controlar su miedo. Tratar de sacarlo de ahí puede resultar traumático, ya que él entenderá que estamos intentando quitarle su única protección, con lo que aumentará su temor y la situación no mejorará. En estas situaciones no hay que hacer nada, hay que esperar a que el animal se dé cuenta de que a su alrededor todo está tranquilo y que el propietario también está calmado. De este modo es probable que al poco tiempo el animal salga sin ayuda.








OTRAS AYUDAS


En los casos más graves también se pueden aplicar otros tratamientos, siempre bajo la supervisión del veterinario.


* Collar DAP (Dog Appeasing Pheromone; hormona de apaciguamiento). Es una feromona que emiten las perras cuando tienen cachorros y sirve para tranquilizarlos. No tiene efectos secundarios.


* Drogas ansiolíticas. Si son necesarias, el veterinario recomendará la medicación más apropiada.

















FUENTE: REVISTA Nº 12/2012-2013 - Invierno, de la Clínica Veterinaria
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