CAMBIOS EN EL COMPORTAMIENTO DEL GATO
Los perros y los gatos al envejecer pueden mostrar una serie de conductas alteradas que, en principio, no están relacionadas con ningún problema médico identificable, en estos casos se habla del síndrome de disfunción cognitiva.
Imagen de gato de 19 años. Tiene el pelo descuidado. Hay que ayudarlo a asearse.
Con el paso del tiempo las células del organismo van modificándose y degeneran. Cuando estas células son las neuronas se pueden producir alteraciones del comportamiento. Esto sucede tanto en humanos como en perros y gatos.
El síndrome de disfunción cognitiva (SDC) está ampliamente aceptado en el caso de perros y sus opciones de tratamiento también. En gatos, no obstante, la disfunción cognitiva todavía no se conocen bien y está en fase de estudio de campo, razón por la cual las opciones de tratamiento todavía son escasas.
SEÑALES PARA SOSPECHAR
Los estudios clínicos recientes indican que la vejez en los gatos está acompañada por un incremento de determinadas señales conductuales como deambular, vocalizar y actividad nocturna que no se pueden atribuir a problemas médicos identificables.
Juego de láser interactivo. No dirigir nunca la luz hacia los ojos del animal.
Por lo tanto, los veterinarios deben incluir el bienestar conductual en el cuidado rutinario de los gatos sénior. Si detectas alguno de los signos que aparecen en el cuadro y tu gato ya es considerado sénior coméntalo con tu veterinario, ya que la detección precoz de los síntomas ayuda a mejorar la calidad de vida del animal.
Mientras que la edad exacta de inicio del problema aún no se ha establecido, los estudios sugieren que los cambios conductuales relacionados con la edad y con la disfunción cognitiva desde los 10 años y se incrementa significativamente en los gatos más viejos.
CÓMO SE DIAGNOSTICA
El diagnóstico de la disfunción cognitiva requiere la identificación de cambios conductuales geriátricos que no están provocados por otros problemas médicos, los cuales hay que descartar previamente mediante analíticas diversas. Por lo tanto, el veterinario debe confiar firmemente en la información proporcionada por el propietario y en el historial del animal para asegurar un diagnóstico y tratamiento tempranos. Por el momento no existe un tratamiento dietético o farmacéutico aprobado para esta patología.
Por lo tanto, que sepas establecer una lista de control conductual puede ayudar en el diagnóstico del SDC felino.
La ansiedad tiene un papel muy importante y puede ser el reflejo de un funcionamiento alterado de las neuronas. Esta provoca en el animal un gran malestar y pérdida de su calidad de vida. Por el momento esta enfermedad no se puede curar, pero sí se puede ralentizar su evolución.
DALE CALIDAD DE VIDA
Para proporcionar bienestar a tu gato sénior debes procurar mantener sus rutinas con horarios constantes y sin variar el entorno. Todo enriquecimiento del ambiente repercutirá en beneficio de tu mascota: juguetes interactivos, juegos de persecución, interactuar con él, estimulación mental… Elimina cualquier tipo de castigo y adapta el entorno para facilitarle los accesos a las diferentes zonas.
Conviene proporcionarles dietas específicas para gatos sénior, que incluyen en su composición vitaminas E y C y antioxidantes como el betacaroteno, selenio, flavonoides y carotenoides. La L-carnitina y los ácidos grasos esenciales también pueden proporcionar algún beneficio. Consúltalo con tu veterinario.
Un refugio de animales en Arizona, forma equipo con un geriátrico humano para salvar, tanto a los gatos como a los ancianos.
TABLA DE SIGNOS DE DISFUNCIÓN COGNITIVA
* Desorientación: pueden perderse, incluso dentro de la casa. Pueden mirar fijamente a un punto, vagar sin rumbo o chocarse al no identificar correctamente el entorno.
* Cambia el ciclo sueño-vigilia: deambula por las noches y duerme de día.
* Pierde el control de los esfínteres: deja de usar la bandeja de la arena.
No permitas que tu gato juegue con madejas de lana, éstas pueden enredarse en el cuerpo del animal y accidentarlo gravemente.
* No reconoce a las personas y objetos familiares.
* Muestra respuestas emocionales exageradas: ansiedad, inquietud, fobias, excitación.
* Disminuye su interacción y se aísla o bien se vuelve excesivamente dependiente.
* Se vuelve más irritable y aparecen conductas agresivas.
* Deja de asearse adecuadamente.
* Aumenta las vocalizaciones, especialmente las nocturnas..
* Se modifica su apetito.
Txitxikiki, tiene 20 años, suele ensimismarse, como en la foto, pero al rato quiere jugar.
FUENTE: Revista CLIP, Nº 24 / 2016/2017 - Invierno
Del Centro Clínico Veterinario INDAUTXU
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