EL LENGUAJE CONDICIONA
"Palabras, palabras, palabras", meditaba Shakespeare. Nadie puede discutir su importancia y, sin embargo, las usamos con una alarmante falta de cuidado.
Cleveland Amory, autor de best-séllers y que se define a sí mismo como "grosero", destacaba que a menudo nos insultamos empleando nombres de animales como "puerco", "babosa", "rata", "perro" o "buitre". Nos referimos a los demás empleando símiles de animales como "terco como una mula", "sucio como un cerdo", o "frío como una serpiente". Nos ridiculizamos con términos como "gallina" o "tortuga". Entre las denominaciones peyorativas para las mujeres están "vaca", "ballena", "zorra" y "foca". Amory apuntaba que una de las definiciones para animal en el diccionario era "persona bestial". Inconscientemente desarrollamos insensibilidad e indiferencia frente a los animales al usar un lenguaje eufemístico, inexacto y equívoco.
LIBERA TU LENGUAJE. Colman McCarthy escribe: "El lenguaje moldea actitudes y las actitudes moldean comportamientos". Así como nuestra sociedad intenta depurar su lenguaje racista y sexista, también tenemos que empezar a ser conscientes y a liberarnos del lenguaje animalista, adoptando un vocabulario que sea inequívoco y respetuoso para con los animales.
El único disparo tiene que ser el click de una cámara fotográfica.
EVITA, SIEMPRE QUE PUEDAS, utilizar el género masculino plural para englobar a hombres y mujeres. Duplica el género: "Queridos queridas", "ellas-os", "compañera-o", etc., o aplica el femenino a las actividades que el lenguaje considera como tradicionalmente masculinas; médica, abogada, jueza, ministra, etc.
UTILIZA UN LENGUAJE HONESTO Y EXACTO cuando te refieras al sufrimiento y la muerte de animales. Los términos "adormecer", "sacrificar" o "eliminar" son eufemismos que sustituyen a "MATAR" o "ASESINAR" ( a no ser que se trate de un auténtico caso de eutanasia, que el diccionario define como "EL ACTO O PRÁCTICA DE MATAR POR COMPASIÓN”)
En muchas perreras utilizan inyecciones paralizantes para asesinar animales. Se les rigidiza el cuerpo, no pueden moverse, y mueren lentamente con mucho dolor.
Para realizar esta entrada me he valido del libro "50 COSAS QUE TÚ PUEDES HACER PARA PROTEGER A LOS ANIMALES". Autora: INGRID NEWKIRK, Editorial BLUME, que a pesar de haberse editado en 1990, su contenido sigue vigente en pleno 2018.
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