miércoles, 1 de mayo de 2013

LOS EGIPCIOS Y LOS GATOS

Vincent Landel

Los egipcios adoraban asimismo a la diosa Bastet, a la que representaban como una mujer alta y delgada con cabeza de gato. La diosa iba acompañada de una camada de gatitos a los que llevaba en una cesta, o que permanecían a sus pies. Cada año se celebraba en la ciudad de Berbastis (o Bubastis) una ceremonia durante la cual los egipcios transportaban en barca la estatua de Bastet y sacrificaban prisioneros en su honor.



                                                                    Cabeza de Bastet


En aquella época, cada familia tenía varios gatos. Cuando moría uno de ellos, todos los miembros de la familia se afeitaban las cejas en señal de duelo. Para mostrar su pena, se daban golpes en el pecho, gimiendo. Después, el dueño de la casa envolvía el cuerpo del gato en una sábana y lo llevaba al embalsamador. Este perfumaba al gato muerto, lo ceñía con vendajes de colores y depositaba la momia en una caja de madera, incrustada de piedras preciosas. Por último, la familia, seguida de un cortejo fúnebre, llevaba el féretro hasta el cementerio, en el que estaban enterrados todos los gatos. En la ciudad de Beni Hassan se encontró un cementerio que contenía más de 300.000 momias de gatos. Fue utilizado como abono.



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