LOS GATOS EN PISOS.
La vivienda es aceptada por el gato como su territorio, igual que lo pudiera ser un espacio abierto. Para él es importante, a pesar de tener un carácter independiente, la estrecha relación con otro gato o con "sus" personas con los que comparte territorio. Por lo demás, el comportamiento que tiene un gato callejero, lo desarrolla hasta en la más pequeña vivienda.
El hogar por antonomasia es el eje de su vida. Como tal escoge toda una habitación; en ocasiones, sólo un pequeño rinconcito. Le gusta poseerlo a él solo, aunque de vez en cuando también lo comparte con la pareja correspondiente, siempre y cuando haya espacio suficiente para evitar a los demás según el humor que tengan.
Nina, una gatita muy delicada, encuentra este rincón del sofá, al que no permite subirse a nadie.
Nirmala seleccionó la silla de mi escritorio y no le importaba que yo me sentara en la esquina delante de ella.
Galtzagorri, encuentra la horma de su zapato en el estrecho habitáculo de la calefacción, al cual no le puede seguir nadie más.
El hogar secundario es el resto de la vivienda, por el que corren, juegan, se encuentran con otros habitantes o buscan escondrijos. Se pueden observar límites incluso y caminos por los que un gato permite a otro que los rebase. En este caso, los dos se saludan con un control de nariz y la cola levantada.
Mudanza: el gato tiene que acostumbrarse a un nuevo territorio. Pónselo fácil con lo siguiente:
*hasta que pase el jaleo dejando al animal con sus cosas (cesta y caja higiénica) en una habitación vaciada previamente,
*luego acompáñale por la nueva vivienda,
*vuelve a dejarle con sus cosas en una habitación todavía vacía (y con la puerta cerrada),
*una vez que la vivienda esté limpia, ábrele la puerta y permítele inspeccionar el entorno desconocido animándole con palabras suaves
*Ten en cuenta que en las mudanzas el gato corre el peligro de extraviarse. Llévalo contigo en un transportín cerrado, y una vez en casa, déjalo cerrado en una habitación, hasta que tengas la seguridad de que no pueda escaparse, ya que el gato con el jaleo de la mudanza, se asusta porque no sabe lo que está ocurriendo, y puede escurrirse por cualquier espacio abierto.
Dos gatos
La vida al lado de dos gatos no supone en ningún caso más trabajo. Juntos se aburren menos, se acarician, se lavan mutuamente, pero también suelen pelearse. A veces pueden armarse verdaderas trifulcas.
Los hermanos de una misma camada se entienden a la perfección desde el principio. Si se trata de hermanito y hermanita, tienes que tener claro que vendrán nuevas crías hasta tres veces al año. No tienen otra opción que la esterilización.
Varias camadas de gatitos indeseados: LA ESTERILIZACIÓN ES UN ACTO DE HUMANIDAD.
Un gato mayor, que sea dueño del territorio desde hace más tiempo, y un gato joven pueden llegar a acostumbrarse el uno al otro. No se deben recortar los derechos del mayor en favor del recién llegado. De la misma manera hay que seguir con las mismas caricias que hasta el momento, disponer comederos y cajas higiénicas por separado.
Suele ocurrir que el gato mayor al sentirse desplazado por el más joven comience a marcar el territorio con orina o arañando los muebles.
Dos gatos mayores. Hace falta mucho espacio para que se puedan evitar. Reparte tu cariño de un modo equitativo, y no te desilusiones si no llegan a congeniar. Llevar a casa un cachorro para que haga compañía al gato mayor, suele terminar bien, porque después de tres días se hacen amigos, aunque el gato mayor lo reciba con bufidos, pero llevar a casa a un gato adulto con el residente también adulto, y que no se conozcan, termina en batalla campal, a no ser que tengan acceso a un jardín cerrado o que la casa sea grande.
Un gato no permite que le eduquen, sino que se establece un pacto basado en la reciprocidad. El gato hace bastante caso de las buenas formas, de palabras amables y de que lo traten con respeto. Si se habla a gritos con violencia y se le castiga aunque sea pegándole con un periódico, el gato se hará muy desconfiado, se esconderá y será un ser totalmente antisocial.
Repite el nombre del gato cuando lo acaricies, lo alimentes y en las demás ocasiones agradables. Pronto lo memorizará y se presentará corriendo al escuchar su nombre, sobre todo cuando haya algo bueno para comer.
Arañazos: dado que no querrás que el gato te estropee el papel pintado de las paredes, el sofá, las alfombras, los muebles . . . etc., hay que acostumbrarle a que arañe el poste fabricado para tal efecto. En cuanto empiece a clavar sus uñas en el sofá, llévale con un rotundo ¡NO! (sin pegarle) al poste de arañar. Ponle las patas delanteras frente al poste y frótalas de arriba abajo, procurando también que rasque con las uñas. Rasca también con tus propias uñas; el ruido despierta la curiosidad del gato, que lo intenta a su vez. Todo depende de tu tenacidad el que el gato se acostumbre a arañar donde tú quieres.
Dormir en la cama: si no te gusta que duerman animales en tu cama, tienes que cerrar la puerta del dormitorio. De otro modo, es imposible impedir que el gato se refugie en el lugar más confortable de la casa, pero si no te importa y tanto tú y tus gatos no tenéis enfermedad alguna, podéis compartir cama sin problema.
El gato que tiene posibilidad de salir al jardín: cuando se haya aclimatado bien a la casa, sal con él y permanece cerca del gato mientras explora el nuevo entorno al tiempo que se arrastra sobre el lomo y olfatea cada hierba y cada piedra. Pronto reclamará como propio este nuevo territorio. Ocúpate de que tenga posibilidad de retirarse en cuanto surja algo que le inquiete. Normalmente escapará a un lugar que le sea familiar.
La gatera en las puertas: es muy recomendable. A través de ella el gato puede salir y entrar en cualquier momento. Las tiendas de venta de productos para animales ofrecen los más diversos modelos, fácilmente instalables en puertas y también en ventanas.
Seguridad en el jardín: no le pongas a tu gato demasiado fácil la salida del jardín, que tenga acceso a la calle. Una aventura así puede desembocar en la muerte. Una posibilidad es colocar una cerca de alambre de dos metros de alto doblada por arriba hacia dentro para que no le permita trepar por ella al gato. No debe haber árboles altos. Habla primero con tu vecino al respecto.
Mi sugerencia: Esteriliza a tu gato o gatos. Con ello se consigue que deje de vagabundear y que se haga más casero. Cuanto más temprana sea la esterilización, menos se acuerdan de salir al exterior.
Tatuajes: Desgraciadamente el robo de gatos para experimentos de laboratorio es una triste realidad. La protección más segura contra semejantes desaprensivos es un tatuaje. Lo realiza el veterinario con ayuda de narcóticos y una pistola o tenazas en la cara interior de la oreja. El código del tatuaje es fácil de descifrar.
Oreja izquierda: municipio y año.
Oreja derecha: veterinario y número de tatuaje.
Seguidamente hay que inscribir al animal en el registro de animales domésticos del organismo correspondiente de protección animal de cada país. La mayoría de los centros que realizan pruebas con animales se han comprometido a rechazar animales tatuados o a notificarlos sin demora.
Relación del gato con otros animales domésticos:
Con perros: dos animales que crecen juntos desde pequeños: perro adulto y gato joven: va bien.
Gato adulto y perro joven: Va bien, sólo a veces.
Con conejillos de Indias hamsters: son presas codiciadas por los gatos. Con toda seguridad los mata.
Con conejos enanos: Son perseguidos y pueden quedar muy malheridos.
Con periquitos, canarios: Se los puede comer.
Con papagayos, loros: Muy mala combinación. Los loros suelen picar a los gatos con mucha fuerza y lo hieren, o el gato a ellos.
FUENTE: "GATOS, Saber cuidarlos y comprenderlos.
AUTORA: Katrin Behrend.
EDITORIAL EVEREST, S.A.
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