martes, 17 de septiembre de 2013
UN OLFATO INTELIGENTE.
Uno de los principales medios de comunicación caninos es el sentido del olfato. Los perros se huelen entre sí para averiguar su edad, sexo y rango social. Además, son capaces de adivinar el humor de una persona por su olor.
Hay un instrumento capaz de oler tabaco escondido bajo 27 capas de poliestireno y detectar termitas que demuelen silenciosamente los cimientos de una casa. Ese instrumento no es ninguna maravilla tecnológica creada por el hombre, ni requiere ningún título para su uso: es la nariz del perro.
En los humanos, los sentidos más desarrollados son la vista y el oído. En los perros, el olfato es un millón de veces más sensible que el humano.
Los perros son capaces de detectar esencias que las personas ni siquiera sabemos que existen e identificar los olores más vagos, incluso si se han disfrazado bajo otros olores, como un alijo de heroína camuflado con anís. El olfato de un perro es más potente que el mejor instrumento científico, razón que explica que se utilice a estos animales no sólo para detectar drogas, sino también escapes de gas y explosivos, y para encontrar a personas perdidas en la selva o enterradas en la nieve.
Los perros son capaces de oler cosas que las personas no apreciamos porque poseen más membrana nasal que nosotros. "Nuestra membrana nasal mide unos 165cm2, mientras que la canina mide unos 2.290 cm2, una superficie mayor a la de todo el cuerpo del perro", dice el Dr. Bruce Fogle, veterinario y autor de Conozca a su perro. La membrana nasal está encerrada en los receptores olfativos, células especializadas encargadas de detectar olores.
"Un pastor alemán suele tener unos 220 millones de receptores olfativos, mientras que un humano tan sólo tiene 5 millones", explica el Dr. Mark Plonsky, psicólogo y adiestrador de la Universidad de Wisconsin, Madison. Se cree que cuanto más grande es el perro y más largo su hocico, más agudo es su olfato. Los pastores alemanes, por ejemplo, no sólo tienen un olfato más desarrollado que los humanos. Sino también que otras razas. Así también, un fox terrier tiene 150 millones de receptores olfativos y un teckel, 125 millones.
Los perros tienen otra ventaja. Sus trufas suelen estar húmedas, como cuando uno se levanta con la sensación de tener agua en la nariz. Se cree que esta capa de humedad actúa como si se tratara de cinta adhesiva, atrapando las moléculas aromáticas que transporta el aire. Junto con la mucosa de las cavidades nasales, la capa de humedad permite a los perros recopilar y guardar grandes cantidades de moléculas.
Los olores no sólo penetran en sus hocicos. Los orificios nasales de los perros actúan como pequeñas antenas. Los perros suelen moverlos para atrapar aromas y descifrar de dónde proceden.
Cuando tu perro alza la cabeza y husmea, está interrumpiendo su ciclo respiratorio normal para recopilar información nueva. Las corrientes de aire transportan interesantes noticias y no puede esperar a interceptar los canales de información y averiguar qué ocurre.
"Tiene que husmear enérgicamente para conducir la esencia hasta los sensores olfativos y, si no lo hace, significa que tiene la nariz y el sentido del olfato fuera de servicio", explica la Dra. Caroline Coile, neurocientífica de Ochlocknee, Georgia.
Todo esto implica que los perros tienen la capacidad de asimilar e identificar olores que los humanos ni siquiera conocemos.
Las moléculas aromáticas absorbidas en cada inhalación se destilan y transportan a varias partes del cerebro, gran parte del cual está destinado a recordarlas e interpretarlas. Los perros tienen la habilidad de activar este banco de almacenamiento de aromas durante toda la vida.
"Los olores tienen una gran influencia tanto en el comportamiento como en la fisiología del perro", explica el Dr. Fogle. "La memoria olfativa dura toda la vida e influye en el comportamiento canino". Los olores le indican dónde están, quién es un perro o una persona e incluso qué estado de ánimo atraviesa el otro individuo.
FUENTE: "El lenguaje canino"
Cómo entender a tu perro y conseguir que tu perro te entienda.
Publicado por Matthew Hoffman
Asesor: Paul McGreevy, veterinario y profesor de conducta animal en la Universidad de Sidney, Australia.
Colaboradores: Susan Easterly, Elaine Waldorf Gewirtz, Bette LaGow,
Susan McCullough, Arden Moore, Liz Palika, Audrey Pavia.
KÖNEMANN.
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