lunes, 28 de julio de 2014



ESA MIRADA SALVAJE






Al igual que otros anfibios, la rana verde de ojos rojos, Agalychnis Callidryas, nativa de los bosques de Centroamérica, posee un tercer párpado o membrana nictilante que protege sus globos oculares de agresiones externas.





Los ojos del caracol romano, Helix pomatia, se encuentran en el extremo de dos tentáculos retráctiles que este molusco puede mover en varias direcciones.





Este llamativo circulo amarillo rodea los ojos de un jacinto. Anodorhynchus hyacinthinus, que con más de 70 cm de longitud, es el guacamayo más grande del mundo.






Una tupida línea de plumas modificadas similares a pestañas circunda los ojos de los cálaos terrestres, Bucorvus leadbeateri, aves de gran tamaño que habitan las llanuras de África.





Los pulpos, como este Octopus vulgaris, son seguramente los invertebrados que poseen mayor agudeza visual. Incluso pueden mover cada ojo de forma independiente.





Aunque posee ocho ojos y su vista está más desarrollada que la de otros arácnidos, la tarántula Lycosa emuncta depende, sobre todo, de su sentido del tacto.





El sistema visual del camarón mantis, Odontodactylus scyllarus, es el más complejo conocido. Sus células fotosensibles le permiten percibir distintos tipos de luz polarizada y distinguir 12 colores primarios, cuatro veces más que las de los humanos, que percibimos tres colores primarios: rojo, verde y azul.






El elefante asiático, Elephas maximus, tiene ciertos problemas para ver claramente objetos situados a más de 10 metros de distancia. Sin embargo, compensa su disminuida vista con un oído y olfato excelentes.





El erizo de mar de espinas largas, Diadema setosum, posee células sensibles a la luz bajo la piel que le permiten distinguir sombras. El ojo central es en realidad el ano del animal.





Con un ángulo de visión horizontal de 180º y la facultad de mover los ojos de forma independiente, los camaleones, como este del Yemen, Chamaeleo calyptratus, pueden ver a la vez hacia delante y hacia atrás.





Las almejas Tridacna crocea, unos moluscos que viven entre Japón y Australia, poseen una serie de fotorreceptores en los bordes de la concha con los que perciben los cambios de luz.





Los ojos compuestos de las libélulas ocupan buena parte de la cabeza de estos insectos. Cada uno está integrado por miles de unidades sensoriales y forman las imágenes en mosaico.





Los saltícidos, como esta araña saltadora de Java, disfrutan de una visión sin parangón entre los artrópodos. Con sus ocho ojos pueden enfocar sus presas y controlar a la vez todo el entorno.





Esta pupila de aspecto alienígena pertenece a un geco. Gekko gecko, un lagarto de hábitos nocturnos capaz de distinguir colores en la oscuridad.





Los búhos nivales de la tundra, Bubo scandiacus, poseen una potente visión binocular que les permite estimar distancias con gran precisión y detectar sus presas aunque se encuentren muy alejadas.











FUENTE: REVISTA "MUY INTERESANTE". Página 122; Nº 358, de Marzo 2011.
G y J España Ediciones S.L., S en C, Madrid.






























No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si tienes algún comentario no dudes en hacerlo. Gracias.