LAS BASES DEL ADIESTRAMIENTO CANINO
¿Deben todos los perros recibir adiestramiento?
Todos los perros, independientemente de su raza, poseen por naturaleza una serie de conductas que les son propias. Los perros pertenecen a la familia de los cánidos y, aunque hace siglos que viven junto al humano como animal doméstico, mantienen toda una serie de atributos innatos que les han permitido sobrevivir a lo largo de la evolución. Una de las cualidades más destacables de estos animales es la capacidad que tienen de comunicarse con los demás y, a la inversa, de interpretar claramente las expresiones de quienes les rodean, incluso en el caso de un perro recién incorporado a un grupo.
Naturalmente, el humano puede sacar provecho de esta capacidad. Ahora bien, puesto que el perro ha nacido para vivir entre perros, la única manera de que el animal aprenda a convivir (sin problemas) con las personas pasa por una educación consecuente, que tenga en consideración sus formas de conducta originarias.
Advertencia Importante:
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Para el perro, así como para otros animales y también para las personas, aprender significa acumular conocimientos y ponerlos en práctica. Un perro aprende siempre, por lo que la única misión de su humano será influir en el contenido de este aprendizaje.
El humano que pretenda educar a su perro sin ejercer autoridad sobre él lo que en realidad está haciendo es renunciar a educarlo. En esta situación, el perro se convierte en su propio maestro y pone en práctica los comportamientos característicos de la especie canina, de forma que evita lo que le asusta o le causa dolor y repite aquellas que le reportan algún beneficio. Esto significa que, si no se pone remedio a tiempo, el animal será quien determine las reglas del juego, a las cuales el humano deberá someterse, pues el perro, al no sentirse guiado, se considerará el jefe. De este modo, su instinto lo impelerá a defender su posición y a imponer su voluntad de la forma en que lo hacen los perros: gruñendo y mordiendo.
El perro requiere unas normas estrictas, aunque de ningún modo castigos físicos.
En un tiempo en que se da la máxima importancia a la personalidad y se defiende el derecho a la autoafirmación, en una época en que la democracia abomina de cualquier dictadura, se comprende que queramos observar hacia nuestros perros la misma actitud tolerante que intentamos manifestar hacia los demás y que deseamos que quienes nos rodean manifiesten hacia nosotros.
Sin embargo, cuando se trata de perros, surgen ciertas dificultades: mientras nosotros quisiéramos educar a nuestro nuevo compañero sólo con amor, su instinto natural pretende exactamente lo contrario, debido a que el perro considera el carácter bondadoso y la indulgencia como simples debilidades por nuestra parte.
Si dejamos que haga lo que quiera, pronto se convertirá en el jefe absoluto de la manada (la casa). En cambio, si le exigimos de forma consecuente el respeto de ciertas nomas, él las acatará. Es muy importante no darle órdenes contradictorias: si hoy NO le permitimos que suba a la butaca; mañana tampoco.
Si el perro hace bien lo que le hemos enseñado, le premiaremos con una golosina para perros. Los malos tratos no sirven. Lo último en condicionamiento animal es: ADIESTRAMIENTO POSITIVO. O sea, premiarle, cada vez que haga bien lo que le pedimos, y si lo hace mal: ignorarlo.
¿Qué espera el perro de nosotros?
Tanto el cachorro que ha sido separado de sus hermanos de camada y privado de la seguridad que le proporciona la madre, como el perro adulto procedente de la perrera o de otro propietario y llevado a un entorno completamente nuevo para él, esperan que les ayudemos a orientarse. El perro intentará averiguar cómo es el mundo en el que vive ahora, qué otros seres o cosas pertenecen a ese mundo, quién tiene el mando y qué papel juega él mismo dentro de esa estructura social desconocida. El recién llegado tendrá la sensación de ser un miembro nuevo que se incorpora a un grupo ya formado y buscará su lugar en éste. Y espera, por tanto, que su humano le asigne ese papel concreto (como si estuviera en su manada de lobos).
¿Qué esperamos nosotros del perro?
Los humanos, damos por descontado que el perro recién llegado nos quiere, que quizá incluso nos está sumamente agradecido y que es curioso y juguetón. Le damos cariño y esperamos que nos corresponda de la misma forma. Dicho de otro modo: con demasiada frecuencia pretendemos "HUMANIZAR" a nuestro perro,partiendo de la idea de que piensa y actúa como nosotros; de esta forma, cuando reacciona "equivocadamente" ante nuestras órdenes y acciones, nos sorprendemos y desesperamos sin darnos cuenta de que el recién llegado parte del mismo supuesto que nosotros pero a la inversa. Es decir, el perro cree que nosotros pensamos y nos comportamos como los perros.
El "juego libre", en el que el perro es estimulado en muchos aspectos de una manera ajustada a la especie, es más difícil de lo que muchos creen. Antes hay que adquirir los conocimientos necesarios.
ADVERTENCIA IMPORTANTE
La práctica totalidad de los malentendidos que surgen entre el humano y el perro, así como los trastornos del comportamiento del animal [a excepción de aquellos causados por alteraciones orgánicas], tienen su origen en el desconocimiento de la psicología del perro por parte humana y en el error que supone medir su comportamiento [que lógicamente es canino] según las reglas humanas.
CONSEJO
Cuando el humano se ríe, enseña los dientes, gesto que supone una amenaza para el perro, pero si el perro interpreta nuestra risa como una reacción positiva, significa una batalla ganada.
RESUMEN DE LO ESENCIAL
*El comportamiento del perro dentro de la nueva manada (el grupo humano, y con otros animales) debe ser regulado por normas NO CONTRADICTORIAS.
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*Cada individuo, ya sea humano o canino, ocupará una posición concreta dentro del grupo según una determinada "jerarquía social" (Jerarquía dentro de la manada de lobos).
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*Si no respeta estas categorías, el método educativo se basa en una serie de acciones que para el perro van ligadas a una experiencia desagradable. Entre ellas tenemos:
1. dar un tirón seco a la correa;
2. propinarle una sacudida en el pescuezo (lo hace la perra cuando quiere que el cachorro le preste atención);
3. mirarle fijamente a los ojos (para los perros esta acción es amedrentadora);
4. hacerle retroceder;
5. sujetarle el hocico con la mano y mantener la presión (sin hacerle daño) un instante. La madre suele entreabrir la boca y meter el hocico del cachorro en la suya (sin violencias).
Todo lo señalado son formas de reprimenda típica de los canes, que como hechos señalado, las aplica la madre perra con sus cachorros para que la obedezcan, todo ello sin violencias innecesarias.
Golpearlo, aunque sea con un periódico, encerrarlo en una caseta, barraca o sótano, o aplicarle otros castigos que se utilizan entre humanos son métodos que el perro no puede entender y que sólo lograrían originar miedo en él. Y con el miedo no se aprende.
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*El perro quiere saber exactamente lo que debe y lo que no debe hacer, y no reconocerá como jefe de la manada (grupo humano) a un humano que no le dé las pautas de lo que tiene que ser un comportamiento adecuado; si este fuera el caso, el perro se creerá con todo derecho a desempeñar él mismo el papel de líder de la familia (manada).
FUENTE: "Gran libro del Entrenamiento de tu perro"
AUTORES: Uschi Birr y Ekard Lind.
© Naturbuch Verlag
© Falken Verlag
© Gräfe und Unser
© SUSAETA EDITORES, S.A., Madrid
Servilibro ediciones.
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