miércoles, 19 de febrero de 2014



TENER, O NO TENER….. GATO.



Como siempre que nos planteamos convivir con una mascota, sea la que sea, el deseo racional, el "instinto biofílico", debe ser racionalizado, valorado y estudiado.

Existen múltiples teorías, estudios, artículos, esquemas, todos ellos enfocados a dar a conocer el porqué de nuestro innato interés por convivir con un animal; entre todas estas opciones deberíamos valorar las siguientes:

* Las mascotas, todas, son un motivo, una razón, "una excusa" para no estar solos… ¡¡evidente!!

* Las mascotas son también una muy buena opción para sentirnos ocupados, para tener una obligación, una necesaria rutina… e incluso, para más gente de la que podríamos imaginarnos, la tenencia de un animal de compañía es una verdadera razón para existir, para seguir viviendo… aunque parezca una afirmación "extrema", cada día son más los humanos cuya principal razón para su "subsistencia", su única y verdadera compañía, es un irracional… evidentemente, algo nos está pasando para que esto suceda…



* Las mascotas nos permiten tener "a alguien", a un ser vivo con el que interaccionar, a quien tocar, acariciar, querer…

* Nos necesitan, y al mismo tiempo nos aportan seguridad, confianza… ¡¡compañía!!




Es más que probable que todos los que compartimos, hemos compartido, o deseamos compartir nuestro tiempo con un animal de compañía, hayamos sentido, pensado o buscado, alguno o la totalidad de los puntos anteriormente citados.

Lo que la mayoría ni se plantea, y mucho menos un torpe "de pura cepa", es que esa mascota, sea de la especie que sea, en nuestro caso concreto, un gato, le está aportando "cosas" con las que satisfacer muchas de sus necesidades psicológicas básicas: la compañía de una mascota nos ayuda a encontrar un sentido a nuestras vidas, refuerza o nos hace encontrar nuestra perdida autoestima, nos proporciona bienestar…




Por desgracia para el gato (y el resto de los animales de compañía), tener una mascota en la actualidad es algo tan sencillo como acudir a un criador, a una tienda o a un centro de protección animal. Desafortunadamente, en esta facilidad de obtención de un "compañero", reside algo deleznable; la no valoración, la falta de respeto hacia el "producto"… es por ello que siempre abogaremos, reclamaremos, una mayor "dificultad" en la obtención del presunto compañero: cursos de formación de propietarios, profesionalización de los distintos "interlocutores" (criadores, personal de tiendas especializadas, integrantes de entidades de protección animal…, etc.)



                                          Criadero clandestino


Un humano racional, un  humano "no torpe", incorpora un ser vivo a su hogar en búsqueda de algo beneficioso (para el racional y para el irracional), en la búsqueda de algo que mejore o potencie su anterior vida sin mascota. Salvo trastornos mentales de diversa consideración o torpezas de diverso grado, nadie busca la convivencia con un animal de compañía para sufrir o para ser en absoluto desgraciado.


                                             Criadero clandestino


Evidentemente la inadecuada elección de un animal de compañía puede provocar en nuestro entorno vital indeseados efectos, esto sucede por no asesorarnos, por querer satisfacer los deseos de algún familiar, por no pensar en aquel más desprotegido: nuestro futuro amigo, nuestro gato. Pero como una de las funciones de este libro es ayudar a que el felino tenga una maravillosa vida con el humano, sea cual sea su grado de torpeza, nos centraremos en los beneficios que la convivencia puede aportar.




Son también muchos los esquemas, clasificaciones, que el humano realiza para definir los puntos positivos de la relación entre un racional y un irracional; nos basaremos en una clasificación sencilla, tan sólo de tres puntos: IMAGEN, EFECTOS SOCIALES y COMPAÑÍA.




IMAGEN

A todos nos gusta realizar un simpático ejercicio mental relacionando las características del animal con las del propio humano; es evidente que en la elección de un animal de compañía, los gustos, la forma de ser, la 
"interioridad" del racional se refleja en el animal que compartirá su vida.



Este parecido es más visible, "palpable", en los propietarios de perros, dada la gran abundancia de posibilidades: razas de todo tipo, tamaño,
"condición"; que en el caso de los humanos con gato, cuya inmensa mayoría se decide por el maravilloso "gato común europeo".

Los parecidos no son fruto del azar, no son una simpática coincidencia;
concienzudos estudios confirman que determinado tipo de personas se acompañan de determinado tipo de mascotas.




* Parece que la convivencia con mascotas es más habitual y fructífera entre los solteros, divorciados, viudos, parejas sin hijos, recién casados y familias en las que los hijos ya han abandonado el hogar. Esta afirmación, este dato, parece refutar que el animal es un excelente compañero… ese amigo que cubre una serie de deficiencias, necesidades, en determinados grupos sociales.



* En las familias con hijos, la tenencia de mascotas es más frecuente cuando los niños están en edad escolar o son adolescentes. En este caso parece que la tenencia de mascotas, en demasiados casos, cumple con la indeseable realidad del "capricho" de los pequeños de la casa.



* En relación a la vivienda, las mascotas son más habituales en las casas en propiedad que en las viviendas alquiladas; es más frecuente ver a un perro en una vivienda unifamiliar que en un piso o en un apartamento; en el caso de otro tipo de mascotas, no existe una relación directa de la presencia del animal con el tipo de vivienda. La "presunta" teoría que 
"un perro no debería estar en una casa pequeña" ya fue desmentida y argumentara en el libro de esta colección dedicado a los perros. En el caso concreto de los gatos, podemos decir que sucede un poco a la inversa que en el caso de las viviendas de los perros: los felinos habitan cualquier tipo de vivienda, grande o pequeña, con o sin jardín… pero la tendencia es que el gato es un animal que suele ser de "elección preferente" para los hogares de reducido tamaño.




* Los ingresos familiares son otro punto a tener en cuenta: es más posible que tenga mascota una familia o una persona con estabilidad económica, que aquellos sin recursos suficientes o en el paro. Un animal de compañía puede llegar a necesitar del mismo presupuesto anual que el que se gasta una familia en sus vacaciones. En el caso del gato, en demasiadas ocasiones, uno de los puntos de decisión en la elección es el presunto "menor gasto" del felino en comparación con un perro…
¡¡error!! Evidentemente, un gato, cualquiera, incluso un "inmenso" y majestuoso Bosque de Noruega, no alcanza cifras de desembolso similares a las de un perro de mediano, gran o gigante tamaño… pero un felino "gasta" lo mismo que un perro de tamaño pequeño, incluso medio… No lo olvidemos, el gato también come, acude al veterinario para sus desparasitaciones y vacunaciones, es susceptible de padecer algún accidente casero o enfermedad…



* Más de la mitad de los propietarios de perros aseguran que se gastarían todo lo que hiciera falta para la salud de su amigo… El 30 por ciento de los propietarios de gatos opina lo mismo. Esta importante diferencia del 20 por ciento en la intención de "defensa y salvaguarda" de la salud del amigo irracional, dependiendo de su especie, confirma que el gato, desgraciadamente, es menos "valorado" (en general, que nadie se sienta ofendido). La realidad del día a día en las clínicas veterinarias es que el propietario de un animal, sea de la especie que sea, si tiene el vínculo "lógico" con su amigo, hace por él todo lo posible… y muchas veces, os lo aseguro, casi "lo imposible".



* Podríamos decir que las mujeres son más respetuosas, objetivas y escasamente utilitarias en su relación con los animales de compañía que los hombres. Como dato revelador, comentar que la mayor parte de las personas que trabajan, colaboran, o promueven las entidades de protección animal, son mujeres. Y como dato concluyente en el caso de los felinos, es que la mayoría de los humanos que eligen la compañía de un gato son del sexo femenino… Recordemos: respeto, objetividad, escaso "utilitario".



* Los hombres presentan actitudes más prácticas en la tenencia de animales de compañía; los varones buscan en el animal una utilidad, que les "sirva" para algo. Tres cuartos de lo mismo… Por ello los hombres son "más de perros" que de gatos… "Utilidad", "practicidad"… ¿Aceptación de órdenes o comandos? …




* Siendo quizás demasiado genéricos, podemos decir que los que tienen mascotas son menos independientes y más autosuficientes que los que no la tienen; que se comprometen más, que asumen responsabilidades con mayor facilidad…

Entonces… ¿son los propietarios de mascotas mejores personas, mas sociables, más encantadores, guapos, altos, fuertes, elegantes, que los que no tienen mascota?


                              PUES NO.




Cada día recibo más correos electrónicos de humanos sabios, inteligentes, reflexivos, que, aun deseando compartir su vida con un animal de compañía, no lo tienen… Saben de las necesidades que tan especial relación conlleva, y, LO MÁS IMPORTANTE: sabiendo los grandes beneficios que la convivencia aporta, las alegrías, los buenos ratos, hacen el gran esfuerzo de "negarse a sí mismos" por el bien del irracional.




Puede que esté mal decirlo, pero me incluyo en este grupo, no por lo de sabio, inteligente (sí, excesivamente, por lo de reflexivo).

No sabéis cómo me encantaría volver a incorporar a mi familia a un amigo irracional… un gato o un perro pequeño… Pero, sinceramente, mi participación en las "funciones" no sería la adecuada, aunque, es evidente, las necesidades sanitarias recaerían plenamente sobre mí.



Si otro, u otros amigos, entran en casa, quiero "vivirlos", "darme"… no sólo "esperar", "recibir" …


Si vuelvo a compartir mi casa con un irracional, quiero compartir mi tiempo, mi espacio, mis ratos de ocio, mis alegrías … Y mis penas.




Pero volviendo otra vez a la IMAGEN, la tenencia de un animal de compañía no está necesariamente unida a un definido carácter, apariencia, o a una personalidad concreta… Aunque compartir la vida con uno u otro animal, como ya hemos comentado, nos dé ciertas pistas, el animal de compañía, nuestro gato, es una forma más de expresar nuestra personalidad.



Pensando en nuestro protagonista, el felino "de casa", ciertos casposos, famosillos, horteras y personajillos de solventes recursos también se hacen acompañar o se han acompañado de grandes felinos ¿domésticos? … como tigres… Estos "presuntos racionales" no son torpes… Prefiero omitir los calificativo.





La tenencia de estos animales "singulares", o de carísimos ejemplares de razas exclusivas, pretende evidenciar un claro distanciamiento de las clases sociales "inferiores", las cuales jamás podrían, ni tan siquiera, plantearse la adquisición, tenencia y cuidados que estos exclusivos animales requieren.




Algunos autores describen esta relación humano-mascota, como un singular tipo de fetichismo, al que denominan "mascotichismo", una situación que desgraciadamente podemos observar a la vuelta de cualquier esquina, por ejemplo, en cualquier clínica veterinaria…



                              Últimas novedades en "mascotichismo"







FUENTE: "COSAS DE GATOS" (Cómo conocer y cuidar a tu mascota, para TORPES).

AUTOR: Carlos Rodríguez, es licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid y copropietario de la clínica veterinaria Parque Corredor. Carlos ha trabajado también como director, presentador, asesor y colaborador en diversos medios, como Waku Waku (TV1) o Club Disney (Tele 5), TP de oro al mejor Programa Infantil en 1991-2-3-4-5-6-8-2000 y 2001; y Premio de la ATV al Mejor Programa Infantil en 1999.
Es autor de varios libros, como "El encantador de gatos" o el gran éxito de esta colección "Cosas de perros". Actualmente es director y presentador de radio Como el perro y el gato en Onda Cero, así como del programa de TV del mismo nombre en Neox. También es director de contenidos de mascoteros.com.

© EDICIONES ANAYA MULTIMEDIA (GRUPO ANAYA, S.A.), 2011, Madrid
OBERON PRÁCTICO

www.librosparatorpes.com








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