sábado, 1 de marzo de 2014



UN PASEO POR EL BOSQUE




                                          GORRIÓN MOLINERO


El gorrión molinero (Passer montanus) ama los parajes abiertos, y aunque se siente cómodo cerca de los humanos, no le gusta estar en medio de una gran ciudad, a diferencia del gorrión común. Tres veces al año pone unos cinco huevos en hoyos o nidales. Tras dos semanas de incubación los polluelos rompen el huevo y permanecen otras dos semanas en el nido; los padres los alimentan durante diez días más.




                        HEMBRA DE FAISÁN CON SUS CINCO POLLOS
Como nidífugas que son, las crías de faisán (Phasianus colchicus) siguen a la madre al poco de nacer y ya pueden comer hojas, semillas y pequeños insectos, con total autonomía. Transcurridas dos semanas intentan volar, por lo que la madre y los polluelos dejan de pasar la noche en el suelo para subirse a las ramas de los árboles, lo cual es, obviamente, mucho más seguro.






La hembra del faisán debe ocuparse en solitario de la incubación y cría de los polluelos, ya que el macho se aparea con varias hembras. Pone diez o más huevos en una depresión del terreno entre matorrales o en la espesura de las lindes del bosque. Al cabo de unos 15 ó 25 días los polluelos rompen el cascarón con el denominado diente de huevo que tienen en el pico y salen al exterior.





Este polluelo de faisán tiene unos pocos días de vida. Como es nidífugo no está desnudo, sino que está cubierto de plumón; además goza de visión y puede comer pequeños insectos de forma autónoma. Esta alimentación, rica en proteínas, es prácticamente lo único que picotea en las primeras semanas; luego se alimenta de semillas, bayas, raíces, lombrices y caracoles.





Los pollos de faisán están cubiertos de un plumón pardusco que les permite camuflarse en el campo entre los matorrales. Los polluelos hembra siguen siendo de color pardo en estado adulto, por lo que se camuflan mejor. Los machos, en cambio, desarrollan una vistosa cabeza de color verde oscuro con unas libreas de piel rojas y una larga cola.






Urraca (Pica pica) adulta, presenta un aspecto elegante gracias a su plumaje blanco y negro, a menudo con un brillo metálico. Al nacer están totalmente desnudos y los alimentan sus padres. Pasadas unas tres semanas ya son lo suficientemente grandes y emplumados como para intentar volar, aunque han debido  de pasar otras seis semanas para que sean de todo autónomos.





Cada vez es más difícil atisbar a jóvenes mochuelos comunes (Athene noctua) como éste, ya que se trata de una especie muy amenazada. Cuando las crías crecen resulta más fácil distinguirlas de otras especies de lechuzas; tienen el tamaño de una paloma y no poseen las típicas orejas plumadas de la mayoría de las lechuzas. Además, su frente es muy estrecha.





Los mochuelos comunes nidifican en los huecos de los árboles, en las gritas de los muros o en nidales. En Abril o Mayo ponen de tres a cinco huevos blancos, de los que aproximadamente un mes después salen las crías. Dado que son nidícolas, permanecen cinco semanas en el nido y precisan otros diez días más para echar a volar. Estos cada vez más escasos mochuelos cazan ratones, reptiles e insectos.



Al nacer, las crías del erizo común (Erinaceus europaeus) ya disponen de puas, pero las tienen bajo la piel para que la madre no se lastime en el parto. Al cabo de pocas horas las púas emergen. También son un estorbo durante el apareamiento, y por eso la hembra las relaja para que el macho pueda copular sin lesionarse.




Por lo general, el erizo se aparea dos veces al año, y la primera es en abril. El tamaño de la camada oscila mucho y puede ir de tres a diez crías, que tras unas cinco semanas de gestación vienen al mundo ciegas, rosadas y cubiertas de un suave pelaje. La madre cría sola a la camada, que mamará entre seis y ocho semanas.





Este joven erizo ya es lo bastante mayor para abandonar el nido, que está en el tronco hueco de un árbol caído, e ir en busca de alimento junto con su madre. Los erizos comen lombrices, insectos, caracoles y hasta crías de ratones o animales muertos; en otoño también se alimentan de bayas y fruta caída. En invierno hibernan y sobreviven mejor en libertad que bajo la custodia de los humanos.




Esta cría de erizo africano, es expuesto para su venta. En la actualidad, los erizos se han puesto de moda como mascotas, por lo que están desapareciendo de zonas (Bizkaia) donde hasta hace poco tiempo era habitual encontrar alguno en los paseos por el monte.





                Tres crías de erizo africano, expuestos para su venta.





Erizo enrollado (en posición de defensa). Lamentablemente, esta estrategia defensiva, tan efectiva en el medio natural, no lo es tanto cuando vive cerca del humano. Muchos mueren atropellados, ello es debido a que cuando detectan que se les aproxima un vehículo, no huyen
y tienden a quedarse paralizados enrollados sobre su propio cuerpo. 
Algunos estudios han llegado a calcular una media de 1,7 erizos atropellados por km. y año.








FUENTE: "1000 CRÍAS DE ANIMALES".

AUTORA: Ulrike Schöber, Dortmund, en colaboración con
Simone Harland.

© de la edición española; Ediciones Saldaña, S.A. 2009,
OYARZUN (Guipúzcoa) España.














                            














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