UN TERAPEUTA DE CUATRO PATAS
En un gran número de casos, la mascota, aparte de dar compañía, se convierte en un excelente facilitador social, en una enzima, en una "vía de calidad" que nos permite relacionarnos con otras personas.
¿Qué quiere decir que las mascotas son una vía de calidad? Muy sencillo. Si por ejemplo tenemos en nuestro hogar una mascota adquirida responsablemente, los integrantes del grupo familiar hablarán, jugarán y realizarán actividades en torno al animal; esas interacciones, al ser el animal algo deseado y querido, serán tremendamente positivas: unirán aún más a los integrantes del grupo, facilitarán su comunicación, permitirán que afloren los sentimientos, establecerán vínculos sólidos, positivos… ¡de calidad!
Pero la tenencia de mascotas no sólo favorece la calidad en las relaciones; un animal de compañía puede ser uno de los mejores intermediarios para conseguir aumentar "la cantidad", nuestro número de contactos interpersonales ¿Quién se relacionará con un mayor número de personas? ¿Aquel que sale a pasear con su perro al parque tres veces al día? ¿O el que sale tres veces al día al mismo parque solamente a leer el periódico?
Pero… ¿cómo lo consiguen? Evidentemente un perro, una iguana o un gato no "piensan": "voy a ver si consigo que mi dueño, que es un poquito tímido y está más solo que la una, se comunique más con la gente"…
Aquí me encantaría mencionar un ejemplo… un maravilloso ejemplo de "Efecto Social"…
Una de las cosas que provocan mayor interés en mi "interior profesional" es la Terapia Asistida por Animales… Un gran y maravilloso mundo, aún sin explotar (como otras tantas cosas), en nuestro "presuntamente avanzado" país.
La asistencia a cursos, congresos, la lectura de información, los comentarios de especialistas en la materia, me han puesto en contacto con maravillosos casos, geniales realidades de los efectos sociales positivos de la interacción de los humanos con los animales de compañía, y concretamente, en este caso, con los gatos.
Julia es una persona mayor… muy mayor… El paso de los años, su "querida" familia, y otras muchas circunstancias, la han llevado a una carísima y refinada residencia para la tercera edad. Julia se encerró, no sólo en su habitación… Julia se pertrechó en su más profundo y oscuro mundo interior.
Los profesionales sanitarios intentaban por todas las formas que interaccionara con ellos, con los demás "humanos" que poblaban la residencia, pero ella, cada día que pasaba, hacía más grueso el caparazón que la separaba del mundo.
En esta entidad, algunos de los trabajadores propusieron la tenencia en los maravillosos jardines de una colonia controlada de gatos… Sabían de los beneficios que podían aportar estos geniales irracionales, y comentándolo con la dirección, llegaron a la conclusión de que podían y debían hacerlo.
Cuando la colonia estuvo "instalada", con la ayuda y supervisión de una entidad de protección animal, los trabajadores comunicaron a los residentes que unos "nuevos amigos" poblaban los jardines, y que, el que quisiera, podría ayudar en sus cuidados, principalmente los referidos a la alimentación de los mininos.
Julia esbozó una sonrisa, un gesto que hacía mucho tiempo no afloraba a su preciosa cara.
Al día siguiente, una mujer que no quería hacer nada más por ella misma, que había cerrado su corazón y había arrojado la llave suficientemente lejos para que nadie pudiera abrir la puerta, se arregló el pelo, se puso un cómodo vestido y unas "chanclas" y salió decidida al jardín.
Se sentó en un banco.
Ella sólo quería ver a los animales… Quería ver a unos seres vivos "puros", sin "oscuras intenciones"… no quería saber nada de humanos, de sus "dobleces", de sus "olvidos".
Julia abría los ojos escudriñando entre los matorrales, entre los setos… y tras poco tiempo de espera, uno de aquellos maravillosos y elegantes seres apareció…
Una preciosa hembra tricolor, a la que Julia inmediatamente empezó a llamar "Alegría", se quedó mirando a nuestra humana protagonista.
La sonrisa, la emoción, y una leve humedad ocular, hacían que la cara de Julia, mucho tiempo triste e inexpresiva, se presentara sencillamente radiante.
"Alegría", ven aquí…
Julia dobló su dolorida espalda, ofreciendo sus huesudas manos al animal…
Aquel felino, que leyó las mayúsculas y las minúsculas de cada sonido y gesto de Julia, se acercó lentamente, sin dejar de mirar a sus brillantes ojos.
El contacto del pelo, del cuerpo del animal, en los dedos de Julia, fue como una inyección de vida.
Todo cambió.
Julia salía todos los días al jardín, a "charlar" con "Alegría", que poco a poco le fue presentando a toda su familia felina…
Julia, a los pocos días, sin darse cuenta estaba compartiendo con otros habitantes humanos del recinto las andanzas y las características de cada uno de los gatos.
La sola presencia de los animales consiguió que una mujer que sólo deseaba abandonar este mundo pasara a disfrutar del resto de su vida con plenitud.
Julia sigue bajando todos los días al jardín… Ahora lo hace en silla de ruedas, pero no falta a la cita con "Alegría" y toda su familia…
Algo tan sencillo, tan simple como el contacto entre dos seres vivos, de distinta especie, puede crear unos impensables escenarios.
Nuestras mascotas consiguen abrirnos al mundo por el simple hecho de estar a nuestro lado. Entrando de puntillas en una clasificación profesional, podemos decir que existen dos vías concretas que promueven los efectos sociales del propietario de animales de compañía, o de los humanos que las disfrutan, como el caso de Julia, con el resto de sus congéneres: la ATENCIÓN y la COMUNICACIÓN.
ATENCIÓN
El hecho de pasear con un perro por la calle, o el comentar en la oficina, con el círculo de amigos; o con los compañeros de la residencia que tenemos, o que disfrutamos de la compañía de un gato, genera un claro interés de los presentes. En la mayoría de los casos, salvo en las excepciones de "manía declarada hacia las mascotas", la gente suele ver a los "amantes" de animales como personas naturales, sencillas, cercanas…
Pero la singularidad del humano, su enrevesado mundo interior, también puede conseguir que esta "atención" se dé completamente la vuelta… que algunos busquen en la tenencia de mascotas "falta de atención social", exclusión social: "atesoradores" de mascotas, los que conviven con especies exóticas y peligrosas (venenosas), ciertas "tribus urbanas" y sus pobres y satanizados perros…
No es poco frecuente, por desgracia, encontrar a personas que conviven con un gran número de felinos como una forma "inconsciente" de exclusión social, una forma de alejamiento del humano, de la realidad, por una dedicación plena "enfermiza", hacia los irracionales.
En el caso de los gatos, el apartado de atención tiene un menor impacto social que en el caso de los perros: son pocos los casos de humanos que pasean con sus gatos por la calle. Los grupos de amigos de los animales que se juntan en un parque con la "excusa" del paseo de su perro, no se da prácticamente en el caso de los felinos… Eso sí, las conversaciones que se producen entre los que conviven con gatos superan en "intensidad", interés y "unión" a los que hablan de sus perros…
Debe ser un efecto "compensador".
COMUNICACIÓN
Si simplificáramos al máximo este punto, podríamos decir algo tan básico como que aquel que tiene una mascota, tiene un tema más de conversación. ¡Evidente!
Pero intentemos profundizar un poco…vamos a valorar los siguientes ejemplos: ¡¡los amantes del fútbol!! Este nutrido y enfervorecido grupo de ciudadanos puede eternizarse entre alabanzas a sus jugadores favoritos, en una defensa encarnizada a sus colores, o estimulando su más fina ironía para minar la moral de los seguidores de los equipos contrarios.
¡Bueno!… ¿Y los asiduos consumidores de "realities" o de programas del corazón? Este gran grupo social (así lo confirman las audiencias) conoce "al dedillo" los amores y desamores, el número de hijos y de amantes, los colores de la tapicería de los sillones del salón, los accesorios de los doscientos cuartos de baño y hasta la marca de los zapatos de todos los personajes del "Cuore" ¿Cuántas horas de conversación se invierten en estos temas? ¿Cómo se siente uno "de mal" si no está puesto en la materia y no es capaz de intervenir?
En definitiva, tanto "los del fútbol", como "los del corazón", y por supuesto, "los de las mascotas", encuentran en esos temas un gratificante medio de conversación, una especial forma de relacionarse con sus semejantes.
Nuestras mascotas, nuestros gatos, no lo dudemos ni un momento, consiguen romper la más gruesa y dura capa de hielo.
Siempre que salgo de mi consulta o del quirófano hacia la sala de espera de la clínica, tengo la misma sensación: "El Arca de Noé" y la "ONU" en el mismo espacio físico.
El "Arca de Noé"… Evidente.
En la clínica que comparto con otros tres socios, pueden verse todo tipo de animales esperando, al lado de sus propietarios, su turno de consulta: perros, gatos, hurones, iguanas, petauros, guacamayos… y otros muchos de difícil pronunciación.
Y la ONU…
Todo tipo de "humanos", de todo tipo de procedencias y condición saturan la sala de espera.
La ubicación de la clínica permite que podamos encontrar ciudadanos de diversos países de origen afincados en nuestro país… Y esta misma ubicación geográfica permite que exista una absoluta variedad "socioeconómica".
Pero, pero…
Lo maravilloso, lo genial, lo que debemos agradecer a todos y cada uno de los irracionales que están en la sala de espera, es que "sus humanos", todos y cada uno, dejan sus prejuicios, sus diferencias, sus "escalafones", para entrar en animada conversación con todos y cada uno de los que comparten ese tiempo y ese espacio.
No son pocas las ocasiones en las que cualquiera de los que rodea al animal que entrará el siguiente, en alguna de las cuatro consultas, sabe perfectamente qué le pasa: desde cuándo, por qué… Se lo han contado todo, se han "abierto el corazón" unos a otros… Y, lo más valorable, han compartido lágrimas con aquel que necesitaba expulsarlas de su organismo, sintiendo el problema casi como si fuera suyo.
¿Comunicación?
Plena y sin tapujos.
COMPAÑÍA
Evidentemente…
Que las mascotas, por sí mismas pueden ser unos excelentes compañeros, es algo de indudable evidencia, pero las mascotas no sólo nos aportan compañía sin más, sino que pueden favorecer, mejorar o realzar, como hemos visto anteriormente, la compañía que nos ofrecen nuestros congéneres "de dos patas"…
De cualquier manera, nuestra especial forma de ser o de sentir, nuestros problemas o nuestro inmenso cariño, pueden conducirnos a que ese compañero sea considerado casi como un igual, como "una persona", o como el sustituto de ellas. Esto se denomina "antropomorfismo" y podríamos definirlo como la atribución de cualidades humanas a los animales.
Una nueva "terapia de gatos" en una prisión del Estado de Washington, ya está empezando a tener grandes resultados.
El grado de compañerismo que se genera entre el hombre y su mascota es tal, que en ciertas encuestas, una de cada tres personas afirma que su animal es su mejor confidente…
Casi todos, por no afirmar la totalidad, hablamos, a nuestros irracionales amigos… no tanto con la intención de que nos contesten, y sí inconscientemente como una forma de reforzar nuestros pensamientos o de descargar nuestros problemas.
Un gato es, sin lugar a dudas, un excelente compañero, a pesar de las
"ancestrales reticencias" que siguen instauradas en muchas personas (gatos negros, mala suerte, poco fiables, independientes,… etc.).
Eso sí, queridos amigos, potenciales o efectivos torpes… Un gato es un ser especial, con una forma de ser singular.
BALTZA, después de 10 años, su humano no lo quiere, claro que, ya ha sido adoptado. No contestaba a su nombre, pero ya lo ha aprendido. O sea, que ni lo llamaban!
Para que la convivencia sea satisfactoria, plena, antes de nada, procuremos el tiempo necesario para conocer la idiosincrasia del gato.
Olvidemos nuestras suposiciones, supersticiones y los comentarios de los colegas… Leamos, preguntemos a los profesionales… Y si, tras el
FUNDAMENTAL estudio, conocimiento y valoración, seguimos pensando en compartir nuestra vida con un gato, ¡¡adelante!! Nunca os sentiréis defraudados.
FUENTE: "Cosas de gatos" (Cómo conocer y cuidar a tu mascota, para torpes)
AUTOR: CARLOS RODRÍGUEZ, licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, y copropietario de la clínica veterinaria Parque Corredor. Carlos ha trabajado también como director, presentador, asesor y colaborador en diversos medios, como Waku Waku (TVE1) o Club Disney (Tele 5), TP de oro al Mejor Programa infantil en 1991/2/3/4/5/6/8/2000 y 2001; y Premio de la ATV al Mejor Programa Infantil en 1999.
Es autor de varios libros, como "El encantador de gatos" o el gran éxito de esta colección "Cosas de perros". Actualmente, es director y presentador del programa de radio Como el perro y el gato en Onda Cero, así como del programa de TV del mismo nombre en Neox.
También es director de contenidos de mascoteros.com
© EDICIONES ANAYA MULTIMEDIA (GRUPO ANAYA, S.A.), 2011, Madrid
Colección OBERÓN PRÁCTICO
¿QUIENES SON ESAS BASURAS DE TIPEJOS COBARDES LACRAS ASQUEROSAS QUE MATARON AL GATITO?
ResponderEliminarSeguro son unas malditos frustrados mediocres que tiene una vida patética, Malditos traumados seguro no valen ni una mierda y hacen eso para darse a notar pobres infelices porque de no hacerlo no son mas que excremento pútrido. Dan pena y lástima. ¡¡¡Lo que tiene que hacer algunas lacras para darse a notar¡¡¡ . Pobres idiotas creen que quedan bien y solo se ven como unos pinches locos traumados, estúpidos mediocres perros muertos de hambre sin oficio ni beneficio. Si fueran gente exitosa se sentirían plenos y no harían estas manifestaciones clásicas de pinches mediocres vagos con mente podrida que da asco.
ResponderEliminarBIEN DICHO¡¡¡
Eliminar