miércoles, 21 de agosto de 2013

EL GATO AGRESIVO


EL GATO AGRESIVO

Es normal que los gatos se muestren agresivos ocasionalmente hacia otros gatos y perros en defensa de su territorio, (la casa humana la consideran SU territorio), pero no es normal que esa agresividad sea habitual, ni que ataquen a las personas. Es natural que si al gato le tiran de la cola, la provocación violenta y los malos tratos susciten  una acción defensiva de cualquier gato que se precie en algo; en tal caso hay un problema con la gente y no con el gato.





            
                                     FITO, ATENTO A LAS ENSEÑANZAS DE MAMÁ.


Tiene poco sentido el intervenir cuando un gato ataca a otro, aunque nosotros no veamos la provocación. Usualmente hay alguna razón: la posesión del sillón o del lugar de la ventana donde está dando el sol. Hay una confrontación de miradas, y si el primer ocupante del lugar apetecido hace caso omiso de la amenaza, entonces hay un enfrentamiento, y lo mejor es dejar que los gatos se rijan por las leyes felinas. 






En cambio los ataques a perros deben ser frenados por el bien de ambas especies. Una vez que el gato se da cuenta de lo fácil que es hacer presa en la mayoría de los perros, puede causarles heridas graves, sobre todo en los ojos. La castración en gatos inhibe la violencia hacia otros gatos, pero no hacia otras especies.





Es primordial que el gatito tenga contacto humano desde el primer momento. Debe socializarse. El gatito debe ser acariciado (sin exagerar) y darle un máximo de contacto social. El gato requiere de mucha paciencia por parte de las personas para que éste acepte a la familia humana. No hay que gritar ni hacerle brusquedades. Un gatito necesita dormir mucho, comer y jugar.




Los ataques espontáneos del gato a personas se limitan por lo general al dueño y sus familiares, dentro de los límites de la casa. Las horas de comer son el momento de más riesgo y con demasiada frecuencia esa conducta es reforzada por el dueño al darle de comer, estableciéndose una secuencia de estímulo-respuesta-recompensa. Ese esquema de conducta puede tener un comienzo inocente  en la primera palmadita dada por un gatito hambriento, pero puede alcanzar proporciones muy fastidiosas cuando el gato adulto le clava los dientes y las uñas a uno en el tobillo, o en las manos, a alguien que se acerca a acariciarle.   







El condicionamiento del gato debe iniciarse en la edad más temprana posible. Hay que cortar por lo sano mordiscos y arañazos al jugar con el gatito mediante un "NO" tajante, combinado con un SUAVE GOLPECITO EN LA NARIZ. A un gato mayor con antecedentes de pelea se le disuade eficazmente rociándole un chorrito con una pistola de agua, acompañado de un "NO" tajante. No darle NUNCA de comer después de la agresión, y esperar una hora o bien hasta que esté tranquilo y acepte las caricias.





                      GORRITXU en MUNGIA, mirando a su hermano fuera de cámara.


Cualquier brote inexplicable de violencia en un gato feliz y normal es motivo para visitar al veterinario.  Una conducta resabiadamente agresiva sin provocación previa, acompañada de una postura amenazadora del gato, bufidos y gruñidos puede indicar un tumor o lesión en la parte del cerebro que controla la agresión. Un electroencefalograma revelará normalmente  el lugar y  extensión de cualquier lesión o tumor cerebral. Por desgracia no se ha desarrollado hasta ahora ningún tratamiento eficaz contra esa situación -aunque con el tiempo se llegará tal vez a alguna forma de neurocirugía-  y normalmente hay que eutanasiar a los gatos que padecen una lesión cerebral.







                                             CHICHIKIKI, DORMIDO CON SU PELUCHE



Hay gatos que rechazan a algunas personas, es normal, pero hay otros gatos que tienen miedo de todo el mundo. Con toda probabilidad esos gatos no recibieron  un contacto humano continuo en sus primeros meses de vida. O :


*Un gato llevado al veterinario y dejado allí largo tiempo, puede creer que está desamparado por el dueño.


*El gato que ha sido acosado o torturado por personas o traumatizado por un gato o perro.

Los incidentes de este tipo, sobre todo si se repiten, suelen traer consigo un nerviosismo y retraimiento generales.







Un gato deprimido y angustiado puede acurrucarse y estar inmóvil, con las pupilas siempre dilatadas. Puede negarse a comer y a asearse, y orinarse en el sitio porque tiene demasiado miedo para moverse. Suelen bastar LA PACIENCIA Y MUCHO CARIÑO para restablecer  las buenas relaciones con el dueño, aunque puede pasar bastante tiempo antes de que haya muestras espontáneas de afecto del gato hacia la persona. 










FUENTE: "EL GATO".  Evolución, conocimiento, crianza, mantenimiento.
Editorial BLUME
Autores: Michael Wright & Sally Walters.









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