sábado, 3 de agosto de 2013


EL GATO QUE MORDISQUEABA LOS TOBILLOS


Bruce Fogle es Doctor en Veterinaria y miembro del Royal College of Veterinary Surgeons del Reino Unido. Además de ejercer su profesión, es conferenciante sobre conducta animal en facultades de Veterinaria de todo el mundo. Es autor de varios libros sobre problemas de conducta de animales domésticos....


Si un gato acecha a su familia humana de esa forma, es que está aburrido y frustrado. Necesita más estímulos físicos y mentales. Casi siempre se trata de animales confinados en casa y sólos que, como tienen pocas cosas que hacer, se pasan durmiendo la mayor parte del día. Puede que alguna polilla o mosca suelta se cruce en su camino, pero después de quitarles las alas y sacudirlas un poco, el aburrimiento vuelve a apoderarse de ellos.





Insectos aparte, los humanos son los únicos seres vivos que ven (en la mayoría de los casos sólo por la noche). La TV es repetitiva, la comida es rutinaria y se sirve todos los días a la misma hora; lo único auténticamente excitante es el movimiento humano. Los pies de las personas se mueven de manera irregular, exactamente igual a como lo haría una presa de verdad; se ponen en marcha, se detienen, se dan la vuelta, retroceden, avanzan, se quedan quietos, desaparecen a la vuelta de la esquina y luego reaparecen de nuevo. Se convierten en lo más emocionante de una existencia aburrida.






                                                  DOS GATITAS GADITANAS, CONTENTAS.



Por tanto, en vista de que no tienen otra cosa que hacer, algunos gatos se dedican a acechar pies. El felino se esconde a toda velocidad, se  desplaza sigilosamente, pegado al suelo, y no quita ojo a su presa. Cuando los pies se mueven a través de la habitación, se acerca a ellos furtivamente, en silencio. De repente lanza su ataque, algunas veces acompañado de un alarido de muerte: aferrándolo con sus zarpas delanteras y arañando con las traseras, en una postura de "abrazo", sujeta el tobillo  e hinca sus dientes en la carne. Luego se esfuma a la velocidad del rayo.






Sólo hay un medio para lograr que los gatos dejen de realizar esta forma de agresión cinegética, que para el gato es un juego: crear un método alternativo para que puedan liberar sus emociones reprimidas. Si al dueño no le gusta esta conducta debe, o llevar puestas siempre unas sólidas botas de caña alta, o bien jugar más a menudo con su minino, o comprarle juguetes que no sean de espuma o de lana, y rociarlos con esencia de NEPETA (hierba gatera), de venta en tiendas de productos para animales. También existen unas hormonas olorosas que tienen un soporte para ser enchufado a la red y que suele tranquilizar al gato aburrido y estresado.




                                        SIN DUDA, UN CONJUNTO ELEGANTE.







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