ENTIENDE A TU PERRO

ENTIENDE A TU PERRO.

Las personas no dominan mucho el lenguaje de los perros, pero un gruñido o un gañido pueden resultar más útiles que un discurso articulado. Un Gañido de vez en cuando comunicará a tu perro que lo aprecias.

Los perro nunca sabrán hablar. Gran parte de lo que nos oyen decir les llega como un ruido, motivo que explica que algunas personas inviertan los papeles e intenten comunicarse con ellos a base de ladridos, aullidos o gañidos. Hablar con un perro es mucho más complicado que dominar una lengua extranjera, porque los perros no usan su voz para comunicarse, sino que recurren a lenguajes no verbales, como posturas, gestos y olores, por lo tanto, no tienen un ladrido especial para decir "quiero salir" o "coge la correa". Además, las cuerdas vocales de las personas no pueden reproducir con precisión los sonidos de la lengua canina. Aunque gruñas para indicarle que baje del sillón o le ladres para llamarle la atención, el mensaje no le llegará.

"Muchos perros se reirían de nosotros si les ladráramos", dice Liz Palika, adiestradora de Oceanside (California). "Su oído es tan superior al nuestro que no podríamos hacer justicia a sus varios tonos de ladridos" Pero esto no implica que tu perro no reaccione si le ladras. "Puede responderte con otro ladrido, o cuando menos, mirarte con interés durante unos momentos, pero no porque le hayas transmitido un mensaje descifrable por accidente, sino como respuesta a tu lenguaje corporal, a tu tono de voz y al nivel general de entusiasmo", explica Joanne Howl, veterinaria con consulta privada en West River, Maryland. 

EL TONO

Aunque un ladrido, gañido, aullido o resuello nunca reemplazará al adiestramiento u otras formas  de comunicación no verbal, se dan situaciones en las que dominar el lenguaje canino, aunque sea un poco, permite enviar mensajes que de otra manera se perderían. "La idea no es aprender a ladrar de varias maneras, sino usar los tonos e inflexiones a los que responde los perros", dice el Dr. John C. Wright, experto en conducta animal, catedrático de psicología en la Mercer University de Macon, Georgia, y autor de The Dog Who Would Be King. 

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GRUÑIDOS


Cuando se enfadan, en ocasiones los perros responden con un gruñido largo y grave. Entre cánidos, son los perros líderes los que suelen gruñir, mientras que los subordinados  se muestran menos autoritarios. Como resultado, los perros identifican los gruñidos con el poder y el dominio. Para inhibir el mal humor del perro, no tienes que gruñir como él. Con que bajes la voz y pronuncies un "ehhh" en tono bajo y extendido comunicarás el mismo mensaje. "Tu perro identificará este tono bajo como un gruñido", explica el Dr. Wright. 

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Evita gruñir con excesiva frecuencia. Los perros con tendencias agresivas o dominantes pueden percibir los gruñidos como una amenaza directa y responder con gruñidos o algo peor. Además, un gruñido es un mensaje demasiado severo para problemas leves, como cuando se sube a un mueble, por ejemplo.  "Gruñir resulta eficaz cuando se trata con cachorros", señala Palika. Saben que su deber es obedecer a su madre o a otros adultos y entienden inmediatamente el gruñido.

AULLIDOS

Cuando los perros vivían alejados, el aullido era el equivalente a las señales de humo. Los expertos no están seguros de si los aullidos significan realmente algo o de si se trata sólo de un modo apropiado para comunicarse a grandes distancias. Y no existe modo de saber si aullar a un perro provoca algo más que una muestra de interés en él. "Pero los perros aprecian que sus dueños les aúllen, aunque sólo sea porque valoran un preciado esfuerzo de sociabilidad de su parte", comenta el Dr. Wright.

GAÑIDOS

Los cachorros aprenden a morder más flojo durante sus peleas juguetonas, cuando otro cachorro se queja con un gañido. Gañir es un modo eficaz de hacer ver a un cachorro que le está mordiendo fuerte. "Significa 'no me muerdas tan fuerte, que me haces daño'", explica el Dr. Wright.

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FUENTE: "EL LENGUAJE CANINO" (Cómo entender a tu perro y conseguir que tu perro te entienda)

Publicado por Matthew Hoffman
Asesor: Paul McGreevy, veterinario de conducta animal en la Universidad de Sidney, Australia.

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