lunes, 10 de junio de 2013



DESPUÉS DE LA EEB   (2001)
Encefalopatía Espongiforme Bovina

Juan Mérida


Poco a poco fue destapándose la olla de uno de los 'problemas' que más llaman la atención de los ciudadanos de la Unión Europea. En varios países se descubre que existen numerosas vacas afectadas de la  encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB). Ya que son animales destinados al consumo humano, conocidas las consecuencias que el mismo tiene en las personas, se desata una algarabía que trae en jaque a los gobiernos europeos y mete a los ciudadanos en la camisa del "vivo sin vivir . . .", claro que sin esperar dicha alguna.





De todos es ya conocido el marco espacio-temporal que dio origen al asunto. Aquí quiero detenerme en la causa que ha originado esta patología en las vacas. Nos dicen, y no tenemos motivos para dudarlo, que esa enfermedad ha sido originada por la ingestión de piensos procedentes de harina de origen animal que se les suministraba a las vacas. Vistas así las cosas la solución parece lógico el dejar de administrar ese pienso a los animales destinados al consumo humano, detectar los posibles casos de la enfermedad existentes en la cabaña de los distintos países, . . . Resumiendo, un control más riguroso en los productos destinados al consumo humano.





A los ciudadanos de estos países ricos se les promete que pronto las aguas volverán a su cauce. No lo dudamos.  En su afán (¿compulsión?) de comer carne, el individuo europeo no ve más preocupación que no sea la de que le garanticen que la carne que va a deglutir no vaya a producirle una merma en su salud. Si ello así se hace, tal vez dirá: "Salga el Sol por . . . ." Si así pensara, el consumidor de carne estaría en su derecho. Lo que pongo en duda es que esté en su derecho al ignorar los problemas que se le vienen encima. Su origen lo hallamos en el consumo masivo de carne. Los costes que éste acarrea están en vía de causar daños irreparables en la Naturaleza y el mundo humano.




Fijemos nuestra mirada en EE.UU., en donde los animales destinados al consumo humano son alimentados con piensos que entre nosotros conocemos como "tradicionales". Allí el 70% de todo el trigo, maíz y demás granos se dedica a la alimentación de estos animales. Lo cual tiene su precio. Para la producción de un kilo de buey cebado se necesitan siete kilos de grano, a la vez que para esa cantidad de grano se requiere consumir 7.000 litros de agua.



Más claro, si dejo de comer una hamburguesa, ahorraré tanta agua como si me hubiera duchado 40 veces con una alcachofa de bajo flujo. ¿Se ve el problema? Bueno, trataba de hacer ver una de las implicaciones que tiene el consumo masivo de carne. El impacto en las reservas de agua.  Se sabe pero parece que importa poco.  En la India, China, norte de África y EE.UU., se extrae más agua de los acuíferos que la que repone la lluvia.  En todo el mundo se destina el agua para alimentar a cerdos, conejos, pollos, cabras, ovejas, vacas, caballos . . . en vez de dedicarlo a producir cosechas para el consumo directo de las personas.






Las zonas con escasez de agua ven como su demografía sigue ampliándose, claro que aumenta el número de personas existentes en las mismas y, a un tiempo, la miseria que éstas soportan.  Algunos expertos vaticinan ya que en el futuro la carne estará a un precio inasequible.  ¿Qué puede importarle todo eso al ciudadano europeo? Él pertenece a alguno de los países ricos. Lo que pide es que no se juegue con su salud, que se siga con la metodología tradicional de producción de animales, etc.





De acuerdo, más ¿no debiera preocuparle ser humano, es decir: ser libre?  Aquello que hoy en día reclaman los defensores de los derechos de los animales, en tanto que puesta en práctica de la libertad del ser humano, puede ser que un día le sea impuesto al hombre por la necesidad, lo cual implicaría el retorno de aquél a lo que se muestra en querer: la Nada.






Seguiré sin comer carne, pero ello no me hará humano. Ya sé que esto no le importa a nadie.  Pero yo quiero serlo, y humano sólo se puede llegar a ser conviviendo con humanos.  Entre tanto oigo lo que dicen a mi alrededor:  "Ahí me las den todas . . . ".  La soledad o, lo que es lo mismo, el 'ser ahí' , en el mundo.







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