lunes, 11 de noviembre de 2013



EL GATO QUE SE HORRORIZÓ.






Yo también me horroricé cuando escuché historias de horror en las que a millones de gatos se les amputan los dedos delanteros ¿No es éste un castigo espantosamente cruel y desproporcionado, sólo porque se afila las uñas en el sofá?






Arañar es algo consustancial a la naturaleza del gato, y los humanos deben aceptar esa necesidad si quieren disfrutar de la compañía de un felino. Es cierto que en muchas partes del mundo se amputa quirúrgicamente las garras de los gatos para evitar que destrocen la tapicería del sofá. El proceso es el siguiente:





Gato abandonado a pesar de tener amputadas las uñas; el mismo gato rescatado de la calle y adoptado.



Se anestesia al gato, y se le extirpan las uñas a nivel del hueso, rompiéndoles la articulación y cortándola, para eliminar la raíz e impedir que crezcan de nuevo. Luego se le vendan las patas y, una vez que el desventurado gato se recobra [indudablemente con dolor], se va a casa.







Los veterinarios canadienses han desarrollado una alternativa que consideran más humana: se anestesia al gato pero, en vez de extirpar la uña, se corta un pequeño ligamento que está por debajo y por detrás de ella. Es menos doloroso y deja las uñas intactas, pero ya no pueden agarrarse a los muebles o a los árboles, lo que quiere decir que las patas delanteras no le sirven para nada.





Un veterinario americano ha ido todavía más lejos. Observando las uñas artificiales que las mujeres pegan sobre  las suyas propias, ha inventado unas pequeñas fundas protectoras para los gatos: se les cortan las uñas un poco, se aplica en ellas una gota de pegamento a base de cianoacrilato (tipo Superglue) y se les coloca la funda, que también tiene forma de uña. 





Como las uñas continúan creciendo, hay que reemplazar estas fundas cada cuatro semanas. Llevando este artilugio, el gato puede seguir arañando los muebles sin causar ningún estropicio.  Otra alternativa más simple es arreglarles las uñas cada semana, cortando la punta de la uña, sin llegar a la vena. Con una buena iluminación se puede ver hasta donde llega la vena y cortar la uña sin llegar a esa zona delicada, que si se corta, el gato puede tener una hemorragia que hay que evitar si no queremos que el gato se desangre.   Al mismo tiempo podemos adquirir un poste rascador que les resulte atractivo.








La gente tiende a olvidar que los gatos no arañan para mostrarse desagradables, sino más bien para dejar señales de su presencia. Esta es la razón de que prefieran arañar los muebles que ocupan posiciones destacadas, como los sofás, las mesas de cocina, etc. De esta forma lo verá cualquier otro gato que pase por allí. El gato que deja esas señales visuales (y olorosas) está diciendo: este es mi territorio, no te acerques.






El poste puede ser más pequeño (dependiendo del número de gatos) pero es fundamental que tenga algún agujero, para que el gato se sienta protegido y pueda vigilar sin ser visto. (El gato de la foto se está rascando en el poste).



En la sabana africana, los leones de paso ven en el tronco de un árbol las marcas dejadas por las zarpas de otro león. Ellos también dejan en las marcas el sudor de sus garras como etiqueta de identificación personal. En realidad los leones son gatos grandes.






Dos leones machos y hermanos, están patrullando su territorio y dejando marcas visibles y de olor en los árboles y arbustos.



Hay un método de condicionamiento que consiste en que aprendan donde no pueden arañar: Cuando les veas arañando el sofá y en ese mismo momento, enchufarles un chorrito de agua con una pistola, y si tienes buena puntería da excelentes resultados. Por otra parte se les debe premiar cuando arañen sólo sus propios muebles. En este caso el paté de hígado será una recompensa muy apreciada.







Conviene recordar que a los gatos no les gusta nada que SUS muebles estén arrinconados en cualquier parte; se trata de que las marcas que dejan estén bien visibles.


Los postes rascadores deben estar en un lugar destacado, donde todo el mundo los pueda ver.






                Esterilizando un gato o una gata, salvarás muchas vidas.


Un gato desungulado es un ser frustrado al que se le puede cambiar el carácter hasta llegar a ser un mueble más. Lo más parecido a un peluche, pero que sufrirá todos los días de su triste, amputada y frustrada vida.








LA DESUNGULACIÓN YA ESTÁ PROHIBIDA EN EUROPA.





FUENTE: "Las 101 preguntas que su gato le haría si pudiera hablar"

AUTOR: Bruce Fogle; Doctor en Veterinaria y miembro del Royal College of Veterinary Surgeons del Reino Unido. Además de ejercer su profesión, es conferenciante sobre conducta animal en facultades de Veterinaria de todo el mundo. Es autor de varios libros sobre los problemas de conducta en animales domésticos.

EDICIONES TEMAS DE HOY, S.A. (T.H.) 1994, Madrid.










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