sábado, 2 de noviembre de 2013




UN CUENTO PARA NAVIDAD o
La realidad del mundo humanizado.





Fui a visitar a *M, una amiga de la infancia, tras largos años de alejamiento mutuo. De pronto, a través del cristal de la puerta del balcón, vislumbré una escudilla, señal evidente de que allí había un animal encerrado, triste, solo y posiblemente mojado, ya que hacía una tarde desapacible y lluviosa. "¡Vaya! ¿que tenéis ahí? ¿Un gato?", pregunté, intentando no parecer brusca.





         Perro abandonado, enfermo y triste. El mismo perro después de ser adoptado.                  


Mi amiga, con evidentes signos de disgusto por haber sido pillada en falta, me dijo con desgana que se trataba de un perro. Me levanté y abrí, sin  que nadie me invitara a ello, la puerta del balcón y pasé a éste. Allí se encontraba Thor, un Yorkshire, ciego y prácticamente paralítico. Ímprobos esfuerzos me costó no evidenciar mi malestar, que iba en aumento. Pero el caso es que acerté a preguntar civilizadamente acerca del animal.






La esterilización dura media hora; el sufrimiento de los animales dura toda su vida.



Mi amiga me dijo que el perro estaba ciego porque tenía diabetes y que no le daba alimentación adecuada para su enfermedad, por supuesto tampoco lo había llevado al veterinario. Además, el perro tenía artritis, presentaba las cuatro patas rígidas, por lo que el pobre animal caminaba penosamente y se tropezaba con la pared del balcón. El desdichado animal estaba dolorido, triste, temblando.





Bulldog enana, rescatada de una casa donde era maltratada y en la actualidad, adoptada por una gente que la quiere y la respeta.



Con cuidado lo dejé en el duro y frío suelo, al lado de un sucio trapo. Era su "hogar". La puerta volvió a cerrarse y Thor, un ser sensible con formas de perro y nombre de dios escandinavo, se quedó solo, en tanto que las frías gotas de lluvia empapaban su aterido cuerpo acurrucado en el inmundo trapo hogareño. No he vuelto a visitar a mi amiga.






                                               UN JUGUETE ROTO


Cientos de perro, gatos, hamsters, tortugas, canarios, periquitos, agapornis y otros animales, malviven en pueblos y ciudades con sus torturadores, que dicen ofrecerles un hogar, o están encerrados en perreras, que son auténticos campos de exterminio: en jaulas capaces para 5 perros, hay 20. Si la capacidad de una perrera es de 50 perros, en ella hay 500. Así, es frecuente que en estos centros de exterminio los perros acaben devorándose los unos a los otros (ha ocurrido en una perrera de Euskalherria, no es ficción).




                   DEMUESTRA TU CULTURA:  RESPETA A LOS ANIMALES



Recientemente en Fuenlabrada (Madrid), se han descubierto unos 50 perros encerrados en un sótano inmundo. Alguien, que se hacía pasar por miembro de una Asociación Protectora de Animales, se había encargado de ir dejándolos allí. El Ayuntamiento de esa localidad ha encargado a una empresa de desratización que elimine a esa colonia de perros, de paso que consiga acabar también con los gatos vagabundos que encuentren.





Y no hay que asombrarse. Aunque nos digan que no, vivimos en un mundo humanizado. En los criaderos de animales, clandestinos o legalizados, las hembras son explotadas hasta la extenuación: son obligadas a criar sin descanso. Cuando su cuerpo da muestras de abatimiento y presentan los primeros síntomas de no poder satisfacer el número de camadas previsto, esas hembras son asesinadas sin contemplaciones.






Cualquier persona hace criar a su perra ó su gata, algunos cachorros son vendidos, otros regalados, los más simplemente abandonados o asesinados. A veces, los adultos humanos encargan a sus hijos la tarea de deshacerse de los animales, ahogándolos o abandonándolos. Es una forma rápida y sin demasiadas contemplaciones de transmitir entre generaciones el proceso de humanización de la naturaleza.




  ¿QUIERES AYUDAR A LOS CRIADORES A TORTURAS ANIMALES?



Mientras los albergues están llenos a rebosar de animales no deseados a la espera de encontrar un buen hogar, las tiendas de animales y los individuos particulares incentivan la irresponsable proliferación de perros, gatos, hamsters . . . etc. Miles de cachorros vendidos anualmente en las tiendas de animales provienen de criaderos ubicados en su mayor parte en los extrarradios de las grandes ciudades. 






Otra parte, no menos importante, se destina a la venta ambulante en los mercados, como si de hortalizas se tratara. En estos criaderos, los animales son víctimas de la inmundicia y del apareamiento persistente con animales enfermos, sin ningún control veterinario y de convivencia difícil y comportamiento imprevisible y peligroso, al carecer de cualquier control.






Bien que ya existen leyes y normativas de protección de los animales, pero son papel  mojado. No se llevan a la práctica. Una desidia mortífera arrastra a las autoridades competentes al respecto. Claro que, esa desidia está extendida en todo el cuerpo social de esa entidad llamada España. ¿Qué late tras ese emponzoñamiento? No, no lo sabemos, pero sí está claro que quien no tiene sensibilidad hacia un animal que sufre, difícilmente puede tenerla hacia otro ser vivo.




ABANDONAR A UN ANIMAL SIGNIFICA CONDENARLO A UNA
MUERTE TRÁGICA.



De contínuo ocurre que perros enloquecidos atacan a personas y a otros animales, incluso les causan la muerte. Las autoridades, ¿han puesto medios para que esos casos no ocurran?: NO.  Personas desaprensivas siguen "fabricando" perros que luego llamamos "peligrosos". La ciencia nos dice que no hay locura en los animales. La locura y el peligro está en quienes manipulan al animal y en aquellos que compran el "producto" terminado, y sin saber cómo tratarlo.





Pero, evidentemente, si se produce el caso problemático del perro "loco" o "peligroso" no hay por qué preocuparse. Individuos que han tenido un perro que ha agredido o matado a una persona, asesinan al animal y, poco tiempo después, se hacen con otro. Ya lo dice el refrán: "muerto el perro, se acabó la rabia". Lo que no dice es que la rabia no está en el perro ¿A quién importa todo esto? En este país está generalizado el síndrome de Pilatos.





No regales animales como juguetes a l@s niñ@s. Aceptar un animal, significa asumir las pequeñas incomodidades que producirán. A cambio los animales ofrecen compañía y cariño desinteresados.  Antes de adoptar un animal consulta al veterinario SIEMPRE.






No regales ni compres nunca animales. Explica a quien esté interesad@ en adquirir alguno que en la perrera municipal y en los albergues proteccionistas le esperan muchos, demasiados, animales necesitados de cariño.






Piénsalo bien antes de adoptar un animal, recuerda que la alimentación y el veterinario cuestan dinero, que, en el caso de un perro, necesitas tiempo para sacarlo de paseo, como mínimo tres veces al día, llueva, nieve o no tengas ganas de salir y que los animales pueden causar algún desperfecto en tu casa (arañar el papel pintado o los muebles, ensuciar la moqueta, romper algún utensilio hogareño . . . etc.). Molestias éstas que la sola presencia del "amigo" animal ya compensa. Claro, para eso hay que sentirlo como un verdadero amigo. No pretendemos el que no se adopten animales, queremos que se haga con responsabilidad. No contribuyas a que haya más animales cuyo "hogar" quede reducido a un mísero balcón.






El hombre no se contenta con apresar a sus semejantes y a sí mismo en una vida rutinaria, si no que además apresa a los pájaros y demás animales para endulzar su propia celda.

(E.J. Malinowski. Antropólogo)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si tienes algún comentario no dudes en hacerlo. Gracias.