viernes, 2 de mayo de 2014



UNA ORQUESTA SINFÓNICA MACHISTA






La sinfonía de las melodías de los grillos, que adorna los campos cubiertos de hierba de muchos lugares del mundo, se eleva desde una orquesta que está formada únicamente por machos. Cada uno de ellos anuncia su presencia y habilidades frotando entre sí las bases de sus patas delanteras, que poseen unas protuberancias que recuerdan pequeñas tablas de lavar. 





Cada roce produce un único chirrido, y el canto del grillo consiste en una serie de estos chirridos denominada estridulación o vibración. Al igual que la comunicación de los machos de otras especies, la vibración tiene dos significados: es un mensaje insinuante para las hembras y una advertencia para los machos que compiten.






Para los oídos humanos, los sonidos procedentes del campo pueden parece un revoltijo de grillos llamando todos a la vez; sin embargo, los machos cantan por turnos: si dos machos llaman al mismo tiempo, uno se callará y se alejará a una distancia prudencial. Una hembra, sin embargo, se centra en la vibración más fuerte, teniendo en mente el apareamiento. La hembra no responderá a cualquier grillo macho. El macho debe cantar el canto específico de su especie.






Un científico descubrió que la discriminación es tan específica que las hembras híbridas prefieren el sonido de los machos que provengan de idéntico cruce. Cuando los científicos cruzan dos especies por separado 
[llamémoslas A y B], las hembras de la especie A responden únicamente al macho A y las hembras de la especie B responden sólo al macho B; las hembras híbridas responden a las llamadas híbridas.






Gracias a la grabación de los sonidos y a representaciones gráficas, los investigadores han descubierto sutiles diferencias entre los cantos de los machos con un padre A y una madre B (AxB) y los machos del cruce opuesto (BxA). Las hembras híbridas también fueron capaces de detectar las diferencias. Las hembras de los cruces AxB preferían a los machos AxB por encima de las otras tres posibilidades (A, B y BxA). 






Los científicos explican esta sorprendente elección sugiriendo que las células nerviosas del cerebro de los grillos contienen un generador modelo. A los machos, este generador determinado genéticamente les hace cantar un canto específico de su especie y no otro. A las hembras del mismo modelo de generador les proporciona un ideal interno con el que comparar cualquier sonido que escuchen.





A pesar de estar genéticamente programados para cantar una canción determinada, los grillos macho pueden determinar cuándo y dónde cantar, así como la intensidad del canto, a diferencia de las hembras de los mosquitos, donde el canto procede directamente del movimiento de sus alas.




                                                       Mosquitos




Un grillo macho que tenga éxito atrae a una hembra de su especie, se aparea y pasa sus genes a la siguiente generación. Sin embargo, y como si se tratara de una versión para insectos de Atracción fatal, puede atraer de forma inadvertida a un tipo de hembra totalmente diferente. Dicha hembra no está buscando la cópula, sino un lugar donde depositar sus huevos.





                                                 Mosca parásita


Se trata de una mosca parásita, especie Ormia ochracea. Una vez encontrado el grillo macho, Ormia pone un huevo. El gusano en desarrollo horada el interior del macho y crece, comiéndoselo desde dentro hacia fuera. Pero ¿cómo puede Ormia localizar el canto de una especie tan diferente a ella misma? Ormia es una mosca verdadera, del tamaño de una mosca doméstica, que está emparentada con los mosquitos y, al igual que ellos, detecta el sonido mediante el balanceo de sus antenas, zarandeadas por el movimiento de las moléculas de aire.




                                 La Ormia, parasitando a una abeja


En cierto sentido, una Ormia hembra tiene el mismo objetivo que la hembra del grillo: oír y localizar a un grillo macho. Para tener éxito, debe oír sonidos desde una distancia mucho mayor que la máxima distancia en la cual sus antenas son efectivas.





Durante milenios, las moscas del género Ormia han desarrollado la misma solución al problema que los grillos: un tímpano. Los grillos oyen gracias a un pequeño tímpano que tienen en sus patas. A diferencia de otras moscas, las Ormia hembra poseen el mismo tipo de estructura. La evolución de Ormia ha producido un detector más sensible que el del grillo. Al estudiar los potenciales de acción de las células nerviosas conectadas con el tímpano de una Ormia, se ha descubierto que las moscas son cien veces más sensibles a los cantos de un grillo macho que las propias hembras de grillo.





Mosca Ormia parasitaria de grillos. Varios huevos han salido del cascarón de un grillo.



En lugares donde las moscas parasitarias y los grillos coexisten, como en Hawai, la evolución del grillo debe equilibrar la conveniencia del apareamiento con la fatal posibilidad de convertirse en el alimento de un gusano de mosca en crecimiento. La presencia del parásito ha provocado que los grillos Teleogryllus oceanicus desarrollen un canto más corto. Del mismo modo, los machos sólo cantan cuando las moscas son menos activas, es decir, durante las horas de oscuridad; así consiguen atraer a los grillos hembra, aunque lo que consiguen principalmente es evitar atraer a las Ormia hembra.





Los grillos de la misma especie que viven en una isla sin moscas parásitas tienen una llamada más rica y empiezan a llamar al anochecer, persistiendo hasta asomar el alba.








FUENTE: "El lenguaje de los animales". Prólogo de Frans de Waal, insigne etólogo y primatólogo.

AUTOR: Stephen Hart, biólogo.

© 1996 Robert Ubell Associates, Inc. All right reserved
© de la traducción: 1997 Ediciones Omega, S.A.
© Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2013






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