sábado, 26 de abril de 2014



EL GATO QUE TENÍA MAL GENIO







AGRESIÓN f. Ataque brutal que atenta contra la integridad física y psíquica de un individuo.


* SITUACIÓN TÍPICA: encerrado en un pequeño piso, sin actividad, alimentado una sola vez al día, el gato es acosado por los niños.

* LO QUE PIENSA EL GATO: "En estas condiciones, no hay quien se mantenga calmado".






LA EXPLICACIÓN DEL VETERINARIO

En los animales, la agresión es un aspecto normal de su comportamiento. Con garras y colmillos, el gato es un luchador sin par. Sus agresiones son temibles, pero raras. Se presentan solo cuando otras estrategias han fallado. La agresión clásica se desarrolla en tres fases: la amenaza, la mordedura y los arañazos, y la suspensión de hostilidades después de que uno de los combatientes huye.






 A diferencia de lo que sucede con el perro, el gato no dispone de una postura de sumisión capaz de inhibir la agresividad de su adversario. Cuando se echa sobre el lomo es para atacar mejor. Las malas condiciones de crianza (separación precoz de la madre, falta de socialización, ausencia de control de los arañazos y la mordedura) y las condiciones insatisfactorias de vida (sobrepoblación, falta de espacio, ausencia de actividad, etc.) favorecen la aparición de conductas agresivas en el gato.





Para que el gato (y cualquier animal) sepa comportarse, tiene que estar con la madre hasta cierta edad. En los gatitos, la edad idónea son los dos meses y medio. La madre le enseña a socializarse, a medir sus mordiscos y arañazos. Si un gatito es separado de la madre prematuramente, será un animal histérico, inseguro, miedoso y enfermo.


APACIGUAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD m. Actitud ritualizada para intentar evitar el ataque de un adversario.


*SITUACIÓN TÍPICA: el gato se encoge, se queda inmóvil y agacha la cabeza frente a un congénere agresivo.


*LO QUE PIENSA EL GATO: "Cálmate".





LA EXPLICACIÓN DEL VETERINARIO


Durante los juegos con su madre y sus congéneres, el gatito aprende los rituales de comunicación propios de su especie, que facilitan las relaciones entre individuos, evitan confusiones y limitan los conflictos. Frente a un adversario que avanza hacia él, con el pelo erizado, la cola como un plumero y rechinando los dientes, el gato agredido tiene varias opciones: huir, contraatacar o tratar de apaciguar al oponente y evitar así la pelea. En el último caso se encoge, guarda sus armas (colmillos y uñas) y baja la mirada. Por desgracia, esta técnica no siempre tiene éxito. En efecto, a diferencia del perro, el gato no posee el ritual de sumisión que le permita detener el ataque de un adversario. Por lo tanto, el agredido siempre debe estar dispuesto a repeler el ataque o a huir.







Los gatitos separados precozmente de su madre a menudo presentan lagunas en materia de rituales. Ya adultos, pueden tener problemas para comunicarse con sus congéneres y por ello más riesgo de verse en conflictos.




Gato de la izquierda preparado para atacar: orejas hacia atrás, enseña sus colmillos y bufa o grita.  Gato de la derecha: aunque tiene los ojos cerrados, para no mirar a los ojos a su atacante, está en estado de alerta, por el estado de sus orejas y tratando de que el ataque no se produzca.









FUENTE: "MINI DICCIONARIO BILINGÜE, ESPAÑOL/GATO
GATO/ESPAÑOL"

TEXTOS: DOCTOR JEAN CUVELIER

© 2008 Larousse
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