¿GATOS PARA TORPES?
Ningún torpe "de libro", debería convivir con una mascota.
No existen gatos "perfectos", el gato soñado: bueno, cariñoso, limpio, "económico", sano … Sinceramente no existe. En la convivencia diaria del racional con el felino, por muy claras que se tengan las cosas, por muy bien que discurra todo, en algún momento, en algún punto de la convivencia, existirá algún roce: Pelos por los sofás, algún "pis" fuera de lugar, unos arañazos en algún precioso y cómodo mueble… Lo más curioso es que esos "naturales roces" son eso: NATURALES.
El gato no araña el lateral del sofá porque considere que la tapicería no "pega" con el resto de la decoración. El gato no es un infiltrado de IKEA que destroza nuestro mobiliario para que "redecoremos nuestra vida".
El gato no se arranca el pelo conscientemente dejándolo estratégicamente colocado sobre nuestra prenda para la cena de negocios … ni mucho menos… Más bien llega a nuestro vestuario por nuestra dejadez en la rutina del cepillado, como comprobaremos más adelante.
Y ese "pis"… Esa ¿marca de territorio? O esa muestra de un problema físico (cistitis, cálculos urinarios…) o un "escape INVOLUNTARIO" debido a un problema de estrés…
¡¡QUE NO, TORPE!! Que el gato no hace las cosas para fastidiarte, para amargarte la vida; esos "presuntos" problemas parten del desconocimiento, de la falta de preocupación del humano por saber las características propias de la especie animal con la que convive, o de los problemas que pueda estar padeciendo, o ¡¡PEOR AÚN… QUE LE ESTEMOS GENERANDO!!.
Pues eso, que lo primero, lo fundamental, es conocer al gato.
Un gato no es un perro pequeño, no es una mascota de segunda, no debemos decidirnos por el gato porque queríamos un perro, pero como el gato da menos problema… Pues vale "Juli", un gato…
Demasiados presuntos racionales (muy presuntos), llegan a incorporar a un felino al hogar como "descarte" del resto de opciones… Estos TORPES TARJETA PLATINO, tienen todas las papeletas para encontrarse con "presuntos problemas" en la convivencia… Problemas que, como ya hemos dicho y dejaremos muy claro a lo largo del libro, no son tales, y sí una lógica consecuencia del absurdo de esa convivencia.
Queridos torpes y gente "normal"…
El gato, evidentemente, requiere, para ciertas rutinas, menos tiempo que el "presunto rey de los animales de compañía", el perro: no tenemos que sacarles a pasear, pero ello no quiere decir que no tengamos que "compensar" esas "ventajas" con una absoluta desidia… Para muchos propietarios de gatos, el pobre animal, si no fuera por sus necesidades de ingestión y "expulsión", no dejaría de ser algo más parecido a un accesorio de decoración, que un ser vivo con todas sus necesidades y DERECHOS.
El humano, el torpe principalmente, tiene en mente una "lista" de mascotas más o menos sencillas para cuidar…
Cartel dedicado de corazón al Veterinario Carlos Rodríguez, de Madrid.
Pero yo me pregunto… ¿Esa lista no será en realidad una clasificación camuflada del mayor o menor RESPETO que sentimos por los denominados animales de compañía?.
Que si lo mejor para un niño es un hámster… Que es "facilito" de cuidar (o, seamos sinceros: que nos da menos "reparo" si le pasa algo), que si un gato no requiere tantos cuidados como un perro (o que puedo "pasar" más de él)…
Que nadie se moleste … ¡¡o sí!!
Tras muchos años de veterinario he visto "jetas", torpes de vocación, que adquirían un animal de compañía "de menor importancia", para callar bocas en casa…
También he visto a muchas personas, humanos de bien, llorar desconsoladamente por la pérdida de su AMIGO, sin tener en cuenta el tamaño, la especie , o "la facilidad" de sus cuidados.
Si elegimos mascota dejándonos guiar solamente por el corazón, sin aplicar la más pura y "dura" objetividad, la decisión se fundamentará, entre otras endebles razones, en nuestro "instinto paternal": la morfología, los comportamientos y las expresiones de ciertos animales de compañía, nos producen una inmensa ternura, principalmente las de aquellos que más se aproximan a los que nos recuerdan a un bebé (perros y gatos principalmente).
En la elección del tipo de mascota, podemos decir que una gran mayoría siente atracción por aquellas dotadas de demostrada inteligencia o simpáticas habilidades; suelen ser preferidos los animales de sangre caliente que los de sangre fría, por una simple cuestión de tacto; son más "apetecibles" los de pelo largo que los de pelo corto o desnudos; solemos buscar aquellos más dóciles, y exentos de riesgo…
Por supuesto que todo lo dicho es una tremenda generalización… "Una serpiente" no se aproxima, ni por asomo, a la tierna imagen de un bebé, su inteligencia es difícilmente valorable, su tacto dista mucho de ser cálido y agradable; no tiene pelo y algunas especies plantean algo más que dudas sobre su potencial peligrosidad…
Es cierto que casi todos los futuros propietarios buscan en su nuevo amigo sentimientos, emociones y expresividad lo más próximos y simbióticos a los del género humano; es preferible el contacto con un animal que manifiesta alegría al vernos, que aquel que permanece estático e impasible en una esquina de su terrario.
Esta búsqueda de expresividad, emociones y sentimientos, son los que alejan a muchos humanos de la elección de un gato como compañero frente al perro: un absurdo listado de sanbenitos:
* Son independientes.
* No les gusta que les acaricien.
* Son ariscos.
* No son de "fiar".
* Dan mala suerte.
En fin… está claro que aquellos que argumentan todas estas, y otras muchas "sinrazones", no han dedicado suficiente tiempo para conocer la genialidad, la "idiosincrasia" del felino doméstico. Por ello, y desde mi humilde punto de vista, ningún pre-propietario, y mucho menos un torpe, debería incorporar un gato a su vida sin adquirir ANTES de la adopción del animal en cuestión, un buen libro sobre su comportamiento y/o acudir a cualquier biblioteca con el mismo fin.
La inmensa mayoría de los abandonos de animales, se dan por desconocer las características propias de la especie. Muchas personas que compran o adoptan animales creen que tienen a un bebé humano desamparado, pero cuando ese "bebé" destroza el mobiliario, va dejando pises y caca por los rincones de la casa, y en el caso de los perros, sacarlos a la calle un mínimo de tres veces, haga frío, calor o que su humano haya estado de juerga toda la noche o tenga la gripe… Ya no tienen un bebé, el susodicho se convierte en una "fiera incontrolable y destrozona" de la que hay que "deshacerse".
FUENTE: "COSAS DE GATOS" (Cómo conocer y cuidar a tu mascota
para TORPES)
AUTOR: Carlos Rodríguez; Licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid, y copropietario de la clínica veterinaria Parque Corredor. Carlos ha trabajado también como director, presentador, asesor y colaborador en diversos medios, como Waku Waku (TV1) o Club Disney (Tele 5), TP de oro al mejor programa infantil en 1991/2/3/4/5/6/8, 2000 y 2001; y premio de la ATV al Mejor Programa infantil en 1999. Es autor de varios libros, como "El encantador de gatos" o el gran éxito de esta colección "Cosas de perros". Actualmente, es director y presentador del programa de radio Como el perro y el gato en Onda Cero, así como del programa de TV del mismo nombre en Neox. También es director de contenidos de mascoteros.com
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