jueves, 5 de diciembre de 2013



UN PERRO DEPRIMIDO




"Capitán", un ovejero de Córdoba (Argentina), que todos los días visita la tumba de su viejo amigo humano, en el cementerio de Villa Carlos Paz (Córdoba) Argentina, conmocionó a todos y volvió a poner en evidencia la fidelidad de los animales.



Efectivamente, un perro (y un gato) tienen emociones y sufren depresiones igual que las personas. Lo que más les gusta es la constancia. Establecen lazos afectivos con otros perros y con las personas, y se sienten perturbados cuando estos lazos se rompen.




"Capitán" lleva viviendo en el cementerio desde el año 2007. La familia del difunto se lo encontró en la tumba y cuando se fueron, el perro les acompañó un trecho del camino, pero volvió a la tumba. Por la noche cierran la puerta del cementerio y el perro se queda fuera, hasta la mañana siguiente. Cuando vuelven a abrirlo el perro vuelve a la sepultura de su difunto amigo humano. La cuestión es por qué la familia del difunto no se lo ha llevado a casa.




Esto no significa que todos los perros se depriman cuando hay grandes cambios en su vida: una vez más, como las personas, unos se adaptan mejor que otros. Los perros que tienen una relación profundamente dependiente con una persona o con otro perro son más proclives a sufrir depresiones. En otras palabras, los subordinados son más propensos a deprimirse que los líderes. El problema puede reducirse asegurándose de que los perros consideren a todos los miembros humanos de la familia (manada) como colíderes, de tal forma que cuando uno esté ausente, siempre haya otro a quien pueda mostrar lealtad.




"Toldo", le lleva regalos a la tumba de su difunto amigo humano.



Las separaciones temporales causan sólo depresiones temporales, pero una separación permanente es más difícil de comprender para un perro. Aunque de valor discutible, no hay nada malo en permitir que el perro superviviente huela el cuerpo del compañero que ha muerto recientemente.




Cuando es la persona favorita de la casa la que se muere o se va, otra debe inmediatamente asumir las responsabilidades de liderazgo, asegurándose de que el perro reciba afecto, contacto físico, alimento y disciplina. Una vez hecho esto, la depresión durará poco tiempo y generalmente no requerirá tratamiento médico.  Todo lo contrario a lo que ha hecho la familia del amigo humano de "Capitán", que ha dejado que el perro siga con su tristeza en la tumba del difunto amigo humano.








FUENTE: "Las 101 preguntas que su perro le haría si pudiera hablar".

AUTOR: Bruce Fogle; Doctor en Veterinaria y miembro del Royal College of Veterinary Surgeons del Reino Unido. Ademas de ejercer su profesión, es conferenciante sobre conducta animal en facultades de Veterinaria de todo el mundo. Es autor de varios libros sobre los problemas de conducta de animales domésticos, entre ellos "La Mente del Perro" y "La Mente del Gato".

© EDICIONES TEMAS DE HOY, S.A. (T.H.), 1.994, Madrid.











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