¿LOS PERROS VEN LOS COLORES?
Los primeros estudios que se realizaron sobre la visión del color revelaron que, a excepción de los primates, la mayoría de los mamíferos, incluído el perro, mostraban una ceguera total respecto a los colores. Y así siguen creyéndolo la mayoría de las personas que tienen un perro, y que, claro está, se preocupan por él. Sin embargo, detenidos estudios llevados a cabo por Jay Neitz en el Wisconsin Medical College han servido para comprobar que, sin lugar a dudas, los perros sí ven los colores, aunque dentro de una gama limitada, a semejanza de los daltónicos.
Los humanos pueden distinguir todos los colores del espectro porque tienen tres clases diferentes de receptores de color en la retina. Del mismo modo cuenta también con tres tipos de células receptoras (llamadas conos). Los perros y la mayoría de los mamíferos no primates, sólo poseen dos clases de conos. No distinguen el rojo del amarillo ni del verde, ni diferencian el violeta del azul.
Resumiendo: mientras los humanos reconocen aproximadamente cien tonos en pruebas de laboratorio, los perros sólo distinguen dos.
Los colores intermedios, los que se encuentran en la estrecha banda de las inmediaciones del verde azulado, en absoluto le parecen colores al perro, sino que le resultan indistinguibles del blanco o de diversas tonalidades de gris.
Neitz demostró que los perros distinguían colores. Enseñó a dos galgos
y a un caniche a darles con el morro a dos paneles en los que se proyectaban los colores. A los perros se les proporcionaba tres opciones
y se les recompensaba cuando acertaban a dar al que era distinto de los otros dos.
Fue una tarea tan meritoria como lenta llegar a demostrar que, cuando los tres paneles se iluminaban con luz blanca, los perros solían ser capaces de identificar el panel sobre el que se proyectaba luz de color, pero no la luz blanca de los otros dos paneles.
Pero cuando la luz de color se aproximaba al verde azulado, la capacidad del perro para detectar su presencia caía en picado, hasta el nivel del puro azar. Y cuando dos luces de color equidistantes del punto neutro se superponían tampoco podían los perros distinguir esa mezcla de la luz blanca.
Una consecuencia práctica de los hallazgos de Neitz es que muchas de las cosas que hacemos para los perros son de un color inapropiado. Un juguete de brillante color rojo anaranjado destaca espectacularmente a nuestros ojos en el verde del césped, pero para un perro su color no se diferencia en nada del verde de la hierba.
Los juguetes para mascotas están hechos para que los compren los humanos, no para que los compren los animales, evidentemente. Por ese motivo los juguetes son de colores tan llamativos.
Un objeto de color violeta sería probablemente mucho más apropiado cuando el fondo es verde. Tratar de enseñar a un perro a distinguir objetos de diferente color será inútil cuando los colores sean, rojo y amarillo, o naranja y verde. De igual manera, es imposible enseñar a los perros guía a diferenciar el rojo, el amarillo y el verde frente a un semáforo basándose sólo en el color, por eso, el cambio de color en el semáforo, va acompañado de una señal sonora.
Si los juguetes y accesorios para mascotas se hicieran con los colores que ven los animales, a sus humanos les pasarían desapercibidos, de ahí los colores chillones con que son marcados los juguetes. ¡Cuestión de mercado!.
A los perros, al igual que a la mayoría de los mamíferos, les falta la visión del color como consecuencia de presiones evolucionistas que se remontan a decenas de millones de años. Cuando al final de la época de los dinosaurios aparecieron los mamíferos, como señala Neitz, los únicos nichos accesibles eran los nocturnos. Así pues, los primeros mamíferos tenían por encima de todo la necesidad de ver de noche.
La visión tricolor de los primates no fue "reinventada" hasta una época mucho más reciente, como una adaptación a su especial lugar en la naturaleza.
Los lobos son capaces de distinguir tonalidades del gris que son imperceptibles para el ojo humano. La visión bicolor de los lobos y los perros les proporciona cierta garantía de no ser engañados por el camuflaje, como le ocurriría a un animal que sólo pudiese ver en blanco y negro (el camuflaje en blanco y negro sólo puede resultar mimético en relación con la luminosidad de fondo, pero no con el color.)
Pero, al margen de todo esto, no es aventurado afirmar que los lobos carecían de la plena capacidad de distinguir los colores por una simple razón biológica: sencillamente, no la necesitaban para realizar las tareas propias de un lobo.
Grupo de biólogos interactuando con una manada de lobos a la que están estudiando.
FUENTE: "LA VERDAD SOBRE LOS PERROS" (Todo lo que necesitas saber sobre tu mejor amigo).
AUTOR: STEPHEN BUDIANSKY, científico, escritor, periodista y amante de los perros. Ha sido editor de la revista Nature y ha escrito numerosos artículos científicos para The Economist, Science, The Atlantic y The New York Times. Es autor de La naturaleza de los gatos también publicado por PAIDÓS.
© 2013 de todas las ediciones en castellano, Espasa Libros, S.L.U., Barcelona. Paidós es un sello editorial de Espasa Libros, S.L.U.
PAIDÓS DIVULGACIÓN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tienes algún comentario no dudes en hacerlo. Gracias.